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La Voz de Gran Canaria

No hay más cera que la que arde

No hay más cera que la que arde

Julio Montserrat Darias

He leído el artículo de opinión del profesor don Antonio González Viéitez que fue publicado el pasado día 5 de los corrientes en un diario impreso local, y en el que critica, despiadadamente, los distintos comunicados que el Círculo de Empresarios de Las Palmas ha publicado recientemente en dicho periódico.

Debo decir que a mí, como al profesor, también me sorprendieron estos comunicados pero, al revés que al profesor, me produjeron un sentimiento de regocijo, pues veía que por fin una institución de Gran Canaria rompía el silencio ante los atropellos a la que, desde hace tres lustros, se viene sometiendo a nuestra isla redonda por las huestes áticas.

Me atrevo a decir, que la interpretación que se puede dar a dichos comunicados es que Gran Canaria se ha visto perjudicada reiterada y constantemente por las decisiones políticas y administrativas que emanan de las instancias públicas que nos gobiernan.

Le ha faltado valor al Círculo de Empresarios para expresar sus ideas con más contundencia, porque en vez de hacer mención a la provincia tenían que haber apostado por la doble autonomía.

El señor González Viéitez pretende desviar la atención de los lectores hacia problemáticas más acuciantes y dice que los conflictos interinsulares no figuran en primer orden de prioridades para nadie en Canarias, y es lo lógico. Claro que es más urgente ganar el pan cada día, poseer un techo y que mejoren todos los servicios con la eficiencia que debiera, pero eso no invalida las distintas opiniones que se viertan sobre la actual situación política y administrativa y que precisamente no lleva a nuestro Archipiélago hacia esa construcción nacional canaria a la que alude el señor Viéitez.

Disiento de usted, señor Viéitez, cuando dice que si no nos autogobernamos los canarios dependeríamos del exterior, sea Bruselas, sea Madrid. ¿Por qué? ¿Es que acaso, en el supuesto de que hubiera dos autonomías, no nos gobernaríamos cada una por igual y probablemente con más eficiencia? ¿Fue acaso la división provincial un desatino? Creo que fue un grandísimo acierto porque supuso el despegue económico y social de toda la nación canaria y el sosiego para la región.

Estoy de acuerdo con usted en cuanto a lo que alude el Círculo de Empresarios acerca de la gobernabilidad de las Islas. Debe haber un Gobierno que armonice la vida política y social en cada una de las dos autonomías, pero dándo a los cabildos más responsabilidades que las que ahora mismo ostentan. Aquí sí ha habido improvisación.

Don Antonio González Viéitez, admirado profesor, termina usted su artículo de opinión con cierta sorna, si no burla, acerca de lo manifestado por el Círculo de Empresarios y además les hace una recomendación en el sentido de que dediquen su tiempo a sus menesteres y, creo, sinceramente, que se ha excedido en lo primero y se ha extralimitado en lo segundo, puesto que yo, un simple ciudadano de a pie, le podría decir lo mismo a usted: dedíquese a la enseñanza y deje las demás tareas a quienes les correspondan. ¿Avanzaría una sociedad si así se hiciera?

Por otra parte, usted, como tantos grancanarios, tienen una ilusión (yo también la tuve) respecto a que una Canarias es posible. Vana ilusión.

A lo mejor, usted que está instalado en una tarima universitaria, no es capaz de ver más allá de la última fila de los pupitres de su aula, porque no entiendo cómo se puede seguir insistiendo, durante veinte y tres años, en la misma idea, mientras una mitad de la sociedad canaria somete, sibilinamente la mayor de las veces y otras con todo descaro, a la otra mitad.

Podría explicarnos, estimado profesor, ¿cómo es posible que en tan solo diez años las cifras macroeconómicas de la nación canaria se hayan invertido en ambas provincias? ¿Cree usted que es necesario esperar a que revienten de hartazgo los de la otra provincia para que por fin se atrevan a repartir justa y equitativamente y ver así cumplido el sueño de aquellos que piensan que una Canarias es posible?

Por otra parte, usted que vivió la experiencia provincial, ¿se sentía menos canario cuando existían dos provincias que ahora que existe una comunidad autónoma? Siempre ha existido una comunidad canaria como pueblo y ese vínculo sí que es irrompible. De lo que se trata, de lo que hablo, es que debiera haber dos administraciones porque hay dos islas preponderantes y ninguna va a ceder a la otra. Y si nos dividiéramos en dos autonomías no pasaría nada respecto a nuestros sentimientos como canarios ni en cuanto a la administración de la cosa pública. Ya pasamos felizmente por dicho acontecimiento.

Seamos pragmáticos querido profesor, las cosas son como son y no como desearíamos que fueran. Y no hay más cera que la que arde.

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