El editorialista malabarista descubre otro posible atentado contra Tenerife
G. TAMARÁN *
La realidad desenmascara, nuevamente, a nuestro ínclito editorialista malabarista que, como de costumbre, intenta modificar hechos, arrimando, como siempre su chicharro a la ardiente ascua. Así, en la encíclica editorial del 11 de los corrientes, en El Día de Santa Cruz de Tenerife, analiza la verdaderamente insoluble problemática de Tenerife en cuanto a puertos e inventa un nuevo atentado contra su isla-paraíso.
Olvida, que las navieras Maersk y Safmarine, inicialmente comenzaron sus operaciones en el que, según suele decir jocosamente, los grancanarios llamamos Puerto de La Luz y de Las Palmas. Que, como consecuencia del enorme crecimiento del tráfico de Mediterranean Shipping Co., las mencionadas compañías tuvieron que crear un centro logístico, provisional, en el puerto de Santa Cruz, derivando al mismo ciertas operaciones.
Al entrar en funcionamiento la nueva terminal de OPCSA, en el Puerto de La Luz, Maersk y Safmarine retornaron al mismo las operaciones que habían desviado provisionalmente al puerto tinerfeño. Tan insidiosa información pretende disfrazar los tozudos hechos que demuestran que, desde el comienzo de la edad moderna, en los sectores del comercio y transporte, como en todos los demás, la actividad económica de Gran Canaria es muy superior a la de Tenerife. El editorialista malabarista, insiste en sus comentarios en cuestionar lo incuestionable: ¿Cómo es posible que, a estas alturas, se exprese que el Puerto de La Luz está haciendo competencia desleal al de Tenerife? El hecho de que la navieras Merks y Safmarine que, desde un principio han operado en Gran Canaria y posteriormente, provisionalmente, en Tenerife, hayan decidido que el Puerto de La Luz sea su única base en el Archipiélago es consecuencia, en gran medida, de las ventajosas posibilidades (que a la vista están) de almacenaje y maniobrabilidad, del mismo, muy superiores a las de la totalidad de los restantes puertos de Canarias.
No cabe duda, que después de tanto repetir el editorialista malabarista, tantas y tantas desinformaciones basadas en el acomplejado y negro odio a Gran Canaria, la realidad de los hechos hace que la caída sea mas dura. Para mantener tan hostil ambiente, que se apoya en inventos y falsas noticias, amenizadas ¡cómo no! con cobardes insultos a Gran Canaria, que tristemente, solo consiguen mantener el enconamiento tinerfeño contra todo lo que signifique soluciones a los innumerables problemas que viene arrastrando Gran Canaria. Este sentimiento, por mucho que se empeñe el editorialista malabarista no quita el sueño a los grancanarios
Insiste en que Las Palmas (quiere decir Las Palmas de Gran Canaria) ha dedicado parte de su existencia a bombardear a Tenerife con el único fin de de erigirse en la capital única de Canarias. Repetimos: Con su habitual negro odio a Las Palmas de Gran Canaria y ánimo mendaz, el editorialista malabarista pretende ignorar la Historia y el hecho indiscutible de que salvo el corto interludio de algo menos de un siglo (1833 1927) en el que la villa de Santa Cruz de Tenerife detentó la capitalidad de la, en aquel entonces, única provincia de Canarias, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria lo vino siendo desde la definitiva incorporación del Archipiélago a la Corona de Castilla, porque aquí fueron establecidos los tres Poderes del Reino, el militar, el religioso y el civil-judicial y que, luego de durísima e ininterrumpida lucha de los sucesivos patricios grancanarios, fue conseguida la división de la provincia y con ello el que Las Palmas de Gran Canaria, la primera y única gran ciudad de Canarias, recuperase el rango de Capital que, marrulleramente, le había sido usurpado, capitalidad que, automáticamente, se extendió a todo el Archipiélago puesto que, en todo, superaba a Santa Cruz de Tenerife, villa que, de haber sido verdadera e indiscutible Capital nunca habría perdido dicha categoría
Y eso es lo que duele al iluso editorialista malabarista que, semana tras semana, subconscientemente, reconoce la capitalidad regional de Las Palmas de Gran Canaria, que, inutilmente, pretende romper por todos los medios. Dice que no son rencores, sino intentos de alcanzar la justicia y el equilibrio durante años, han insistido en torpedear nuestros (de Tenerife) cimientos para que la principal isla del Archipiélago desapareciera bajo las aguas del océano
En fin, quienes nos tomamos, semana tras semana, el desagradable trabajo de leer, los infundios, estupideces y equívocos, todos preñados de odio a Gran Canaria, que aparecen en los editoriales de El Día y los desmentimos, aclaramos o explicamos, observamos con asombro que las personas decentes de Tenerife, que tiene que haberlas, no solo no reaccionan, sino que parece que se complacen en leer tanto dislate. Para colmo, el actual Gobierno de Canarias, descaradamente inclinado a favor de los intereses tinerfeños, escucha y pone en práctica algunas de las repetitivas y sectarias exigencias del editorialista malabarista
Pero, insistimos no hay mal gobierno que dure dos años mas, ni comunidad autonómica que lo resista
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El G. Tamarán es parte integrante del Grupo de Opinión Tamarán y está constituido por diferentes personas. En esta ocasión lo encabeza Francisco Marín Lloris
La realidad desenmascara, nuevamente, a nuestro ínclito editorialista malabarista que, como de costumbre, intenta modificar hechos, arrimando, como siempre su chicharro a la ardiente ascua. Así, en la encíclica editorial del 11 de los corrientes, en El Día de Santa Cruz de Tenerife, analiza la verdaderamente insoluble problemática de Tenerife en cuanto a puertos e inventa un nuevo atentado contra su isla-paraíso.
Olvida, que las navieras Maersk y Safmarine, inicialmente comenzaron sus operaciones en el que, según suele decir jocosamente, los grancanarios llamamos Puerto de La Luz y de Las Palmas. Que, como consecuencia del enorme crecimiento del tráfico de Mediterranean Shipping Co., las mencionadas compañías tuvieron que crear un centro logístico, provisional, en el puerto de Santa Cruz, derivando al mismo ciertas operaciones.
Al entrar en funcionamiento la nueva terminal de OPCSA, en el Puerto de La Luz, Maersk y Safmarine retornaron al mismo las operaciones que habían desviado provisionalmente al puerto tinerfeño. Tan insidiosa información pretende disfrazar los tozudos hechos que demuestran que, desde el comienzo de la edad moderna, en los sectores del comercio y transporte, como en todos los demás, la actividad económica de Gran Canaria es muy superior a la de Tenerife. El editorialista malabarista, insiste en sus comentarios en cuestionar lo incuestionable: ¿Cómo es posible que, a estas alturas, se exprese que el Puerto de La Luz está haciendo competencia desleal al de Tenerife? El hecho de que la navieras Merks y Safmarine que, desde un principio han operado en Gran Canaria y posteriormente, provisionalmente, en Tenerife, hayan decidido que el Puerto de La Luz sea su única base en el Archipiélago es consecuencia, en gran medida, de las ventajosas posibilidades (que a la vista están) de almacenaje y maniobrabilidad, del mismo, muy superiores a las de la totalidad de los restantes puertos de Canarias.
No cabe duda, que después de tanto repetir el editorialista malabarista, tantas y tantas desinformaciones basadas en el acomplejado y negro odio a Gran Canaria, la realidad de los hechos hace que la caída sea mas dura. Para mantener tan hostil ambiente, que se apoya en inventos y falsas noticias, amenizadas ¡cómo no! con cobardes insultos a Gran Canaria, que tristemente, solo consiguen mantener el enconamiento tinerfeño contra todo lo que signifique soluciones a los innumerables problemas que viene arrastrando Gran Canaria. Este sentimiento, por mucho que se empeñe el editorialista malabarista no quita el sueño a los grancanarios
Insiste en que Las Palmas (quiere decir Las Palmas de Gran Canaria) ha dedicado parte de su existencia a bombardear a Tenerife con el único fin de de erigirse en la capital única de Canarias. Repetimos: Con su habitual negro odio a Las Palmas de Gran Canaria y ánimo mendaz, el editorialista malabarista pretende ignorar la Historia y el hecho indiscutible de que salvo el corto interludio de algo menos de un siglo (1833 1927) en el que la villa de Santa Cruz de Tenerife detentó la capitalidad de la, en aquel entonces, única provincia de Canarias, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria lo vino siendo desde la definitiva incorporación del Archipiélago a la Corona de Castilla, porque aquí fueron establecidos los tres Poderes del Reino, el militar, el religioso y el civil-judicial y que, luego de durísima e ininterrumpida lucha de los sucesivos patricios grancanarios, fue conseguida la división de la provincia y con ello el que Las Palmas de Gran Canaria, la primera y única gran ciudad de Canarias, recuperase el rango de Capital que, marrulleramente, le había sido usurpado, capitalidad que, automáticamente, se extendió a todo el Archipiélago puesto que, en todo, superaba a Santa Cruz de Tenerife, villa que, de haber sido verdadera e indiscutible Capital nunca habría perdido dicha categoría
Y eso es lo que duele al iluso editorialista malabarista que, semana tras semana, subconscientemente, reconoce la capitalidad regional de Las Palmas de Gran Canaria, que, inutilmente, pretende romper por todos los medios. Dice que no son rencores, sino intentos de alcanzar la justicia y el equilibrio durante años, han insistido en torpedear nuestros (de Tenerife) cimientos para que la principal isla del Archipiélago desapareciera bajo las aguas del océano
En fin, quienes nos tomamos, semana tras semana, el desagradable trabajo de leer, los infundios, estupideces y equívocos, todos preñados de odio a Gran Canaria, que aparecen en los editoriales de El Día y los desmentimos, aclaramos o explicamos, observamos con asombro que las personas decentes de Tenerife, que tiene que haberlas, no solo no reaccionan, sino que parece que se complacen en leer tanto dislate. Para colmo, el actual Gobierno de Canarias, descaradamente inclinado a favor de los intereses tinerfeños, escucha y pone en práctica algunas de las repetitivas y sectarias exigencias del editorialista malabarista
Pero, insistimos no hay mal gobierno que dure dos años mas, ni comunidad autonómica que lo resista
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El G. Tamarán es parte integrante del Grupo de Opinión Tamarán y está constituido por diferentes personas. En esta ocasión lo encabeza Francisco Marín Lloris
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