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La Voz de Gran Canaria

Tirar del carro

Tirar del carro JOSÉ A. ALEMÁN

"CC ha hecho de Tenerife la isla que tira de Canarias”, dijo Adán Martín por lo que, la verdad, no entiendo que se enfaden tantísimo cuando decimos nosotros que la coalición nacionalista es el instrumento con que ATI controla el Gobierno del archipiélago. Adán expresó así la satisfacción de haber culminado con éxito el proceso que arrancara con la famosa proclamación de la llegada de la hora de Tenerife. ATI cumplió, pues; pero no debería utilizar el nombre de Tenerife en vano, pues son sus hombres de negocios y los arietes políticos los beneficiarios del triunfo al que han colaborado algunos políticos grancanarios. Al común de la población canaria de cualquier isla le da igual quien esté en el pescante del carro con las riendas en la mano.

La euforia de Adán puso de manifiesto el triunfo del insularismo ático. También en qué medida ATI-CC es el poder de un restringido número de empresarios con sus arietes políticos, los que controlan, condicionan y manipulan la economía canaria. No culparé a Adán, Ricardo Melchior y Mauricio por el asunto del Network Access Point (NAP) pues no son culpables de que Soria no encontrara a nadie más lúcido que su hermano Luis para colocarlo en la Consejería de Industria. En estos asuntos gana el más listo y nada debe objetarse. Pero ha sido un alarde del exquisito equilibrio que dice Adán tan evidente favorecimiento al Cabildo tinerfeño. Esfuerzo que pudo ahorrarse porque el Cabildo grancanario no se hubiera olido la tostada de ocupado que anda Soria peinándose para las fotos, Mauricio dixit.

Los hombres de negocios y los políticos tinerfeños, que no Tenerife, tiran del carro, según Adán. La cuestión es hacia donde. De momento, van de bracillo en una serie de macroproyectos al punto de que CC-ATI ha prometido ejecutarlos aun con la oposición de la opinión pública. El tinglado necesita esas operaciones para mantenerse engrasado.

Ya veremos. De momento, me inquieta más algo que nos dejó escrito el hoy llorado Nacho Jiménez Mesa. Hace poco, a contracorriente de las jactancias de Adán Martín, indicó que los capítulos del Valor Añadido Bruto (VAB) en que Tenerife consiguió la primacía son los que más dependen de reglamentaciones, licencias, permisos, etcétera. Gran Canaria se mantiene por encima en las actividades menos sujetas a intervencionismo; aunque pronto caerán al crecer cada día la dependencia de la economía del poder político. Gana dinero quien mejor relación tiene con las administraciones y sus presupuestos.

Los datos están ahí y dan pistas. Aunque hay otras. Hace unos años, cuando saltó el dato del mayor nivel renta tinerfeño, sorprendió que la recaudación por IRPF no lo reflejara: se recaudó ese año en la provincia de Las Palmas casi el doble que en la de Tenerife. Algo escribí y el dato pasó sin pena ni gloria. Después me quité de trastear con cuadros, gráficos y estadísticas, tras ni sé cuantos años de adicción obligada y desconozco si la cosa sigue hoy igual. Habrá que volver a los viejos hábitos.

De las recaudaciones de arbitrios no les cuento, para qué. Desde que ATI tomara la Consejería de Hacienda, se convirtió en secreto de Estado la información de sus recaudaciones desglosadas por islas. Hasta ese momento, la provincia de Las Palmas recaudaba mucho más. O sea: si Tenerife es la que tira ahora, deberá también ser la primera en recaudación, cosa que interesa saber a ver si tira lo suficiente y bien.

Otra fuente de datos son los informes anuales de la Banca sobre, por ejemplo, el tipo de depósitos de particulares. Entre otros aspectos. Cuando me ocupaba de esas cosas, Las Palmas tiraba del dichoso carro con la mayor cantidad de cuentas a la vista, de dinero que se movía, frente a los depósitos a plazo fijo predominantes en Tenerife. Si las cosas han cambiado y la “locomotora” es ahora tinerfeña, deberá traducirse en éste y en otros indicadores. Que una cosa es el dinamismo económico general de la sociedad y dos cosas las grandes operaciones muchimillonarias, podría decirse endogámicas. Tan endogámicas que mientras Adán habla del buen momento económico los índices de bienestar social descienden hacia un malestar creciente que no llega a los despachos y reservados de hoteles donde se urden los manejos económicos y se deciden cosas como esa de llevar a cabo los macroproyectos santificantes en contra, si es preciso, de la opinión pública, como acaban de prometer. No sé si tiran de nosotros o nos botan.
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