Entrevista a Manuel Lobo Cabrera, Rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria: "Existen desequilibrios en la financiación de las dos universidades canarias"
- Empieza sus vacaciones con el debate sobre la mesa del supuesto desequilibrio inversor del Gobierno en perjuicio de Gran Canaria.
- En mí nadie va a encontrar a un aliado de los que quieren fomentar el discurso pleitista. Tampoco voy a apoyar políticas de vía estrecha. Tenemos que ser capaces de separar los problemas artificiales de los reales y creo que aquí somos muy dados a crear problemas artificiales. Lo que hay que plantearse son los intereses de Canarias y aprovechar la oportunidad que tenemos de actuar como una unidad real. Tenemos un mercado de dos millones de habitantes y somos una plataforma continental. Todo el debate sobre el pleito insular frena nuestro desarrollo y se basa en discursos demagógicos.
- Sin embargo, ese debate se ha extendido a las universidades canarias de la mano del consejero de Economía y Hacienda, José Carlos Mauricio.
- Existen claros desequilibrios y desajustes en la financiación de las dos universidades que se deben a razones históricas y que perjudican a la de Las Palmas de Gran Canaria. Los recursos deberían repartirse con criterios basados en el número de estudiantes. A la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria le corresponden mayores dotaciones porque es de justicia premiar al que cumple. Hemos apostado por la calidad y la eficacia y merecemos una compensación. Hay que adecuar la financiación a los resultados porque los recursos públicos son escasos. Han pasado 16 años y el Gobierno no ha corregido esas razones históricas que otorgan más financiación a la Universidad de La Laguna.
- ¿Le parece que esa tesis de Mauricio es una llamada de atención a la consejera de Industria, María Luisa Tejedor, quien fue además rectora de la Universidad de La Laguna?
- No creo. No hay que buscar tres pies al gato. Yo fui compañero de María Luisa Tejedor en mi etapa de vicerrector en La Laguna y mantengo con ella muy buena relación, pero desconozco totalmente cómo fue su gestión.
- ¿Sigue usted interesado en dejar la actividad académica para pasar al plano político?
- Ahora estoy centrado e ilusionado en rematar la gestión que emprendí en esta universidad. Siempre me ha preocupado el bienestar social de Canarias y su desarrollo económico. Por estar razón, y tras 20 años de gestión pública, no me importaría asumir otro tipo de responsabilidades. Por coherencia, no descarto poner mis conocimientos y experiencia como gestor al servicio del bienestar. Si entro en política no será por ambición personal o por un carguito porque me encuentro muy cómodo y sé de los sacrificios personales y familiares que
conllevan estos compromisos. Sería una responsabilidad pública y para un proyecto colectivo.
- Tras autodefinirse como "nacionalista", ¿cree que es Coalición Canaria el partido que mejor defiende ese proyecto colectivo?
- Siempre he dicho que si defender a nuestra gente es ser nacionalista, yo soy un nacionalista.
- ¿No es contradictoria su apuesta nacionalista en el actual contexto de globalización?
- Mi apuesta tiende a la búsqueda de Canarias como un proyecto colectivo de futuro. No quiero que nos tutelen más porque ya somos mayores de edad y por primera vez en la historia nos sentimos orgullosos de ser canarios. Hemos estado tutelados durante muchos siglos y yo me siento orgulloso de ser canario y no quiero que se nos margine más.
- ¿Por qué descarta usted iniciar su actividad política en el Cabildo de Gran Canaria?
- El proyecto de Canarias es para las siete islas, para dos millones de habitantes y para ayudar a conocernos mejor. El Cabildo de Gran Canaria no deja de ser el gobierno de una de esas siete islas y a mí me preocupa Canarias como proyecto global. Creo que sería más útil en ese cometido que en el de una parte sola.
- Su ausencia en el congreso de CC de Gran Canaria fue muy comentada.
- Yo no soy Dios y no tengo en don de la ubicuidad.
- ¿Pero fue usted invitado a ese congreso?
- Sí. No pude asistir porque me encontraba de viaje.
- ¿Qué quiere decir el presidente del Gobierno autónomo, Adán Martín, cuando pide a su equipo que impulse un cambio tranquilo?
- Quiere pedirles que trabajen por Canarias para atender las necesidades de cada Isla. No debe verse que la mayor fuerza de representación en el Gobierno por una isla u otra vaya en detrimento del proyecto global. Hay que buscar el equilibrio y la solidaridad para que no haya crispación. Nos hallamos en una sociedad desvertebrada y tendríamos que huir todos por responsabilidad de batallitas locales para centrarnos en los intereses generales. Basta ya de polémica. Las batallitas locales nos harán perder el tren del siglo XXI.
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- En mí nadie va a encontrar a un aliado de los que quieren fomentar el discurso pleitista. Tampoco voy a apoyar políticas de vía estrecha. Tenemos que ser capaces de separar los problemas artificiales de los reales y creo que aquí somos muy dados a crear problemas artificiales. Lo que hay que plantearse son los intereses de Canarias y aprovechar la oportunidad que tenemos de actuar como una unidad real. Tenemos un mercado de dos millones de habitantes y somos una plataforma continental. Todo el debate sobre el pleito insular frena nuestro desarrollo y se basa en discursos demagógicos.
- Sin embargo, ese debate se ha extendido a las universidades canarias de la mano del consejero de Economía y Hacienda, José Carlos Mauricio.
- Existen claros desequilibrios y desajustes en la financiación de las dos universidades que se deben a razones históricas y que perjudican a la de Las Palmas de Gran Canaria. Los recursos deberían repartirse con criterios basados en el número de estudiantes. A la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria le corresponden mayores dotaciones porque es de justicia premiar al que cumple. Hemos apostado por la calidad y la eficacia y merecemos una compensación. Hay que adecuar la financiación a los resultados porque los recursos públicos son escasos. Han pasado 16 años y el Gobierno no ha corregido esas razones históricas que otorgan más financiación a la Universidad de La Laguna.
- ¿Le parece que esa tesis de Mauricio es una llamada de atención a la consejera de Industria, María Luisa Tejedor, quien fue además rectora de la Universidad de La Laguna?
- No creo. No hay que buscar tres pies al gato. Yo fui compañero de María Luisa Tejedor en mi etapa de vicerrector en La Laguna y mantengo con ella muy buena relación, pero desconozco totalmente cómo fue su gestión.
- ¿Sigue usted interesado en dejar la actividad académica para pasar al plano político?
- Ahora estoy centrado e ilusionado en rematar la gestión que emprendí en esta universidad. Siempre me ha preocupado el bienestar social de Canarias y su desarrollo económico. Por estar razón, y tras 20 años de gestión pública, no me importaría asumir otro tipo de responsabilidades. Por coherencia, no descarto poner mis conocimientos y experiencia como gestor al servicio del bienestar. Si entro en política no será por ambición personal o por un carguito porque me encuentro muy cómodo y sé de los sacrificios personales y familiares que
conllevan estos compromisos. Sería una responsabilidad pública y para un proyecto colectivo.
- Tras autodefinirse como "nacionalista", ¿cree que es Coalición Canaria el partido que mejor defiende ese proyecto colectivo?
- Siempre he dicho que si defender a nuestra gente es ser nacionalista, yo soy un nacionalista.
- ¿No es contradictoria su apuesta nacionalista en el actual contexto de globalización?
- Mi apuesta tiende a la búsqueda de Canarias como un proyecto colectivo de futuro. No quiero que nos tutelen más porque ya somos mayores de edad y por primera vez en la historia nos sentimos orgullosos de ser canarios. Hemos estado tutelados durante muchos siglos y yo me siento orgulloso de ser canario y no quiero que se nos margine más.
- ¿Por qué descarta usted iniciar su actividad política en el Cabildo de Gran Canaria?
- El proyecto de Canarias es para las siete islas, para dos millones de habitantes y para ayudar a conocernos mejor. El Cabildo de Gran Canaria no deja de ser el gobierno de una de esas siete islas y a mí me preocupa Canarias como proyecto global. Creo que sería más útil en ese cometido que en el de una parte sola.
- Su ausencia en el congreso de CC de Gran Canaria fue muy comentada.
- Yo no soy Dios y no tengo en don de la ubicuidad.
- ¿Pero fue usted invitado a ese congreso?
- Sí. No pude asistir porque me encontraba de viaje.
- ¿Qué quiere decir el presidente del Gobierno autónomo, Adán Martín, cuando pide a su equipo que impulse un cambio tranquilo?
- Quiere pedirles que trabajen por Canarias para atender las necesidades de cada Isla. No debe verse que la mayor fuerza de representación en el Gobierno por una isla u otra vaya en detrimento del proyecto global. Hay que buscar el equilibrio y la solidaridad para que no haya crispación. Nos hallamos en una sociedad desvertebrada y tendríamos que huir todos por responsabilidad de batallitas locales para centrarnos en los intereses generales. Basta ya de polémica. Las batallitas locales nos harán perder el tren del siglo XXI.
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