Alquimistas y mandarines
ANDRÉS RUIZ DELGADO
Una descarada oligarquía (gobierno de pocos, define el DRAE) trata, ahora más que nunca, de adueñarse del poder en Canarias.El entramado de ATI, que es la que manda y gobierna, ha roto aguas, se ha desmadrado y no satisfecho con lo que han conseguido en largos años, se halla en plena y desorbitada marcha. Como una apisonadora, decíamos en reciente artículo. Están tan poseídos de su ego hegemónico, que apenas algunos, con razones y números por delante, se salen del guión que a ellos satisface y conviene, alquimistas (ya se sabe, los que profesan el "arte" de transmutar y transformar unas cosas en otras) y mandarines (señores de gobiernos
y haciendas) acuden prestos, repartiendo furiosos mandobles. Incluso hay quien, como el ubicuo Paulino Rivero, alcalde de El Sauzal, presidente de Coalición Canaria (cada vez más ATI) y con ínfulas de cargos a nivel nacional, blande su espada y amenaza al empresariado grancanario por el solo hecho de denunciar, con verdades y números fehacientes, el grave perjuicio que el Ejecutivo de Adán Martín ocasiona a Gran Canaria.
El proceder de Paulino Rivero, desde su púlpito ático, no debe extrañar a nadie. Ya, en una memorable oportunidad, cuando se demandaba la creación de la ULPGC, muy ocurrente, acuñó otra frase que los grancanarios nunca podremos olvidar: "¿Y por qué no, otra en Chimiche?". Chimiche es una caserío de Granadilla de Abona y con ello hacía patente su menosprecio a las fundadas aspiraciones de centros universitarios por parte de la ciudad más poblada e importante del Archipiélago. Tacha de "irresponsables" al colectivo empresarial de esta Isla y encima le acusa de reavivar el enfatizado "pleito insular", al que precisamente el señor Rivero, en plan de fogonero mayor, atiza más fuego con una irresponsabilidad -ésta sí- realmente asombrosa, impropia de quien, ostentando destacado mando político, debiera mesurar sus expresiones. Por desgracia, hay gentes -alquimistas y mandarines- que se empeñan en que la marejada en el Archipiélago alcance más devastadoras proporciones, convirtiéndose en desbordante "tsumani". ¿Será posible atajarlo? Déjense de artimañas y cuentos (aclaren cuentas). Gobiérnese con fiabilidad y credibilidad, con la moderación y equidad exigibles a todo cargo público. De ése correcto funcionamiento, en las áreas de gobierno, depende el progreso de Canarias y el sosegado bienestar de sus habitantes.
Exacerbaciones partidarias, y más si propenden a enfrentamientos entre islas, no conducen a nada bueno. A no ser que alquimistas y mandarines se hayan sumado al guión de la obra de García Márquez "Cómo se cuenta un cuento", asidos especialmente a su primer capítulo, titulado "El dúo, el trío y el antifaz", en el que se dice: "Cuando uno analiza y se da cuenta de que, efectivamente, algo no funciona dentro de la historia, está desajustando su estructura, contradice el carácter del personaje [la argumentación], va por otro camino..." La táctica del calamar, como escribiéramos hace poco. Tratan de extender la confusión, solapando o desvirtuando
situaciones, en claro choque con la realidad y que, por ende, no conduce a justas soluciones de los problemas existentes. A no ser que, como en la obra de Michel Houellebecq, se pretenda ampliar el campo de batalla, para difuminar hechos, circunstancias y números irrefutables. En definitiva, derivan por otros derroteros que oscurezcan la cuestión de fondo. Si llueve, sacan el paraguas y así cobijados, siguen cantando, a su tono, por mucho chubasco que caiga fuera.
Sorprendente que se obvien, en los alegatos oficialistas, el dato de que Las Palmas aporta seis de cada diez euros de todo lo que se recauda por el REF. A pesar de ello, en el reparto de los recursos así obtenidos en el 2003, Tenerife se llevó 226,6 millones de euros, por 222 Gran Canaria. Otros datos: Las Palmas, provincia (término y circunscripción que se desconoce en el texto del Estatuto de Autonomía) por el IGIC aportó a las arcas hacendísticas 882 millones de euros por 763 millones los tinerfeños. Item más: Entre 2001 y 2003, el Gobierno canario primó a Tenerife, en el reparto de ayuda (transferencias y subvenciones corrientes), con 740,2 millones de euros. Gran Canaria, por los mismos conceptos, recibió 653,7 millones de euros, o sea, 85,5 millones de euros menos. Datos, todos ellos, publicados en la prensa, sin que hayan sido rebatidos lo más mínimo.
Y ya metidos en el meollo hacendístico, ¿por qué no aclaran a dónde han ido a parar, durante los últimos diez años, las cuantiosas bolsas innominadas, es decir, consignadas en presupuestos sin determinar su aplicación finalista, secreto que los sucesivos consejeros áticos de Economía y Hacienda guardaron cual férreos cancerberos, sin que de nada valieran las insistentes apelaciones para que se revelaran? Sería muy interesante, por otro lado, aun pasando por alto el bochornoso escamoteo de la Ley de Sedes, que se hiciera pública y pormenorizada relación de consejerías, viceconsejerías, secretarías generales técnicas, direcciones generales y demás entes de la Comunidad, especificando dónde aparecen radicados. Esto también aclararía bastantes cosas. Es
el trasfondo de un desequilibrio ostentoso, que de ninguna manera se quiere corregir. Por el contrario, se intensifica y radicaliza con el traslado a Santa Cruz de centros antes situados en Las Palmas de Gran Canaria, bajo el pretexto de pretendidas reorganizaciones.
Con las verdades a medias se disimulan o encubren actuaciones de quienes manejan el gobierno, el desarrollo y la economía de las Islas. Por dignidad, Gran Canaria no puede callarse, aunque aúllen y saquen sus dientes lobos, alquimistas y mandarines.
Una descarada oligarquía (gobierno de pocos, define el DRAE) trata, ahora más que nunca, de adueñarse del poder en Canarias.El entramado de ATI, que es la que manda y gobierna, ha roto aguas, se ha desmadrado y no satisfecho con lo que han conseguido en largos años, se halla en plena y desorbitada marcha. Como una apisonadora, decíamos en reciente artículo. Están tan poseídos de su ego hegemónico, que apenas algunos, con razones y números por delante, se salen del guión que a ellos satisface y conviene, alquimistas (ya se sabe, los que profesan el "arte" de transmutar y transformar unas cosas en otras) y mandarines (señores de gobiernos
y haciendas) acuden prestos, repartiendo furiosos mandobles. Incluso hay quien, como el ubicuo Paulino Rivero, alcalde de El Sauzal, presidente de Coalición Canaria (cada vez más ATI) y con ínfulas de cargos a nivel nacional, blande su espada y amenaza al empresariado grancanario por el solo hecho de denunciar, con verdades y números fehacientes, el grave perjuicio que el Ejecutivo de Adán Martín ocasiona a Gran Canaria.
El proceder de Paulino Rivero, desde su púlpito ático, no debe extrañar a nadie. Ya, en una memorable oportunidad, cuando se demandaba la creación de la ULPGC, muy ocurrente, acuñó otra frase que los grancanarios nunca podremos olvidar: "¿Y por qué no, otra en Chimiche?". Chimiche es una caserío de Granadilla de Abona y con ello hacía patente su menosprecio a las fundadas aspiraciones de centros universitarios por parte de la ciudad más poblada e importante del Archipiélago. Tacha de "irresponsables" al colectivo empresarial de esta Isla y encima le acusa de reavivar el enfatizado "pleito insular", al que precisamente el señor Rivero, en plan de fogonero mayor, atiza más fuego con una irresponsabilidad -ésta sí- realmente asombrosa, impropia de quien, ostentando destacado mando político, debiera mesurar sus expresiones. Por desgracia, hay gentes -alquimistas y mandarines- que se empeñan en que la marejada en el Archipiélago alcance más devastadoras proporciones, convirtiéndose en desbordante "tsumani". ¿Será posible atajarlo? Déjense de artimañas y cuentos (aclaren cuentas). Gobiérnese con fiabilidad y credibilidad, con la moderación y equidad exigibles a todo cargo público. De ése correcto funcionamiento, en las áreas de gobierno, depende el progreso de Canarias y el sosegado bienestar de sus habitantes.
Exacerbaciones partidarias, y más si propenden a enfrentamientos entre islas, no conducen a nada bueno. A no ser que alquimistas y mandarines se hayan sumado al guión de la obra de García Márquez "Cómo se cuenta un cuento", asidos especialmente a su primer capítulo, titulado "El dúo, el trío y el antifaz", en el que se dice: "Cuando uno analiza y se da cuenta de que, efectivamente, algo no funciona dentro de la historia, está desajustando su estructura, contradice el carácter del personaje [la argumentación], va por otro camino..." La táctica del calamar, como escribiéramos hace poco. Tratan de extender la confusión, solapando o desvirtuando
situaciones, en claro choque con la realidad y que, por ende, no conduce a justas soluciones de los problemas existentes. A no ser que, como en la obra de Michel Houellebecq, se pretenda ampliar el campo de batalla, para difuminar hechos, circunstancias y números irrefutables. En definitiva, derivan por otros derroteros que oscurezcan la cuestión de fondo. Si llueve, sacan el paraguas y así cobijados, siguen cantando, a su tono, por mucho chubasco que caiga fuera.
Sorprendente que se obvien, en los alegatos oficialistas, el dato de que Las Palmas aporta seis de cada diez euros de todo lo que se recauda por el REF. A pesar de ello, en el reparto de los recursos así obtenidos en el 2003, Tenerife se llevó 226,6 millones de euros, por 222 Gran Canaria. Otros datos: Las Palmas, provincia (término y circunscripción que se desconoce en el texto del Estatuto de Autonomía) por el IGIC aportó a las arcas hacendísticas 882 millones de euros por 763 millones los tinerfeños. Item más: Entre 2001 y 2003, el Gobierno canario primó a Tenerife, en el reparto de ayuda (transferencias y subvenciones corrientes), con 740,2 millones de euros. Gran Canaria, por los mismos conceptos, recibió 653,7 millones de euros, o sea, 85,5 millones de euros menos. Datos, todos ellos, publicados en la prensa, sin que hayan sido rebatidos lo más mínimo.
Y ya metidos en el meollo hacendístico, ¿por qué no aclaran a dónde han ido a parar, durante los últimos diez años, las cuantiosas bolsas innominadas, es decir, consignadas en presupuestos sin determinar su aplicación finalista, secreto que los sucesivos consejeros áticos de Economía y Hacienda guardaron cual férreos cancerberos, sin que de nada valieran las insistentes apelaciones para que se revelaran? Sería muy interesante, por otro lado, aun pasando por alto el bochornoso escamoteo de la Ley de Sedes, que se hiciera pública y pormenorizada relación de consejerías, viceconsejerías, secretarías generales técnicas, direcciones generales y demás entes de la Comunidad, especificando dónde aparecen radicados. Esto también aclararía bastantes cosas. Es
el trasfondo de un desequilibrio ostentoso, que de ninguna manera se quiere corregir. Por el contrario, se intensifica y radicaliza con el traslado a Santa Cruz de centros antes situados en Las Palmas de Gran Canaria, bajo el pretexto de pretendidas reorganizaciones.
Con las verdades a medias se disimulan o encubren actuaciones de quienes manejan el gobierno, el desarrollo y la economía de las Islas. Por dignidad, Gran Canaria no puede callarse, aunque aúllen y saquen sus dientes lobos, alquimistas y mandarines.
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