Por amor al Insular
Llevados por el convencimiento de que el Estadio Insular se ha convertido en un icono para la capital grancanaria y en un punto de referencia para sus habitantes, un grupo de aficionados ha solicitado al Cabildo la catalogación del recinto como Bien de Interés Cultural. ....................................................................................................
Dentro de dos meses, si se cumplen los vaticinios de la alcaldesa Pepa Luzardo, el viejo Estadio Insular pasará a ser un recuerdo en la memoria de los grancanarios como en su época lo fueron el Puente de Palo, el de Piedra o las fincas de plátanos de Arenales. El Insular se ha convertido para muchos vecinos de la capital y de la Isla en un icono de la ciudad y como tal, un grupo de tres jóvenes aficionados al huésped más ilustre del recinto deportivo, la UD Las Palmas, ha presentado ante el Cabildo un escrito por el que se reclama la catalogación del inmueble como Bien de Interés Cultural y evitar que caiga bajo la piqueta.
No se trata de una petición interesada y oportunista al socaire del reciente anuncio de Luzardo de que la demolición comenzaría en julio, sino que se trata de un anhelo pensado y preparado con tiempo, además de que fue presentado en el Cabildo hace más de un mes. "Hay mucha gente que se queja y dice lo que piensa en corrillos de amigos y no pasa de ahí, nosotros hemos querido recurrir a la vía legal para ver si es posible nuestro deseo", explica Miguel Ángel Santana, uno de los promotores de esta iniciativa junto a Iván León y Ana Isabel Quintana. Los tres son abonados a la UD Las Palmas (ellos desde que eran adolescentes), pero no es el amor al club amarillo lo único que les mueve. "Nuestra motivación no es que la UD vuelva a jugar aquí, ojalá, sino preservar el recinto para usos deportivos y culturales", asegura Santana. "Cuánta gente no habrá pisado por primera vez el Estadio para otra cosa que no sea fútbol", añade Anabel Quintana.
Dossier
Para justificar su iniciativa, los tres han elaborado y entregado al Cabildo un extenso informe en el que, aparte de la historia del Estadio Insular, se incorporan recortes de prensa y fotos de los múltiples actos que ha albergado el recinto de Ciudad Jardín. "No sólo hemos venido a ver fútbol, también nos hemos gozado de conciertos, mítines, carnavales... en los años 60 y 70 se organizaron hasta veladas de boxeo y Alfredo Kraus
llegó a cantar aquí también", cuenta Quintana.
A pesar de sus buenas intenciones y de sus argumentadas razones, los tres jóvenes son conscientes del poco futuro que tiene su propuesta. "Nosotros lo presentamos sabiendo que teníamos el ´no´ por delante", señala Santana. "Ya sabemos que hay muchos intereses de por medio y que será el Cabildo quien tenga la última palabra, pero nos oponemos a que las cosas en esta ciudad se hagan porque sí, que un político decida que hay que tirar la fachada del Centro Insular de Cultura, o la trasera del Teatro Pérez Galdós, y aquí nadie diga nada". Por razones como éstas, los promotores de la idea han recibido como un jarro de agua fría el anuncio de inminente derribo. "Nos parece un anuncio desalentador, no sabemos si nuestra petición podría parar el derribo, pero me temo que no", asegura, pesimista, Quintana. "Creo que la alcaldesa está equivocada, porque ella parte de la idea de que el Estadio está descatalogado y no es así", dice Santana, "el Ayuntamiento le otorgó un grado de protección hace años que todavía tiene".
Los tres jóvenes esperan un último halo de cordura por parte de los gestores insulares y municipales. No quieren protagonismos ni iniciar una campaña de salvación con plataformas ciudadanas, tan de moda últimamente. Sólo piden un poco de respeto para los símbolos de una ciudad que devora su historia a medida que crece.
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