Las dudas del Círculo
ÁNGEL TRISTÁN PIMIENTA
El Círculo de Empresarios de Las Palmas, que preside Alberto Cabré, hace público hoy un extenso Manifiesto en el que pasa revista, muy pormenorizadamente, a la situación económico financiera de Canarias y a las políticas vertebrales para su desarrollo. Y lo primero que llama la atención es que este selecto club de patronos, que siempre se ha caracterizado por su moderación, voluntad de consenso y rigor en sus pronunciamientos, hace un diagnóstico que mueve a la preocupación.
Sencillamente, no deja títere con cabeza, aunque siempre con razones fundadas que dejan traducir una clara sensación de hartazgo. Y eso sí: partiendo de la premisa de que "la mayoría de los parámetros por los que se mide la actualidad económica de las islas siguen siendo positivos..." se pasa acto seguido a pedir un "cambio de rumbo" para, inmediatamente después, pasar crítica revista a situaciones que no son estrictamente de futuro sino de pasado.
De los apretados párrafos que examinan todos los capítulos de la actividad regional se deduce que el Gobierno de la Comunidad Autónoma, y el Parlamento, no han estado a la altura de las circunstancias. La ´cordialidad´ y hasta afinidad con los poderes públicos permite, a pesar de las aparentes paradojas del preámbulo, hacer preguntas de gran calado: "¿Quién está pensando a medio y largo plazo en estas islas?, ¿quién se abstrae de la pelea cotidiana y está elaborando un plan estratégico para Gran Canaria y para Canarias en general?
Se han hecho varios en el pasado que duermen en las estanterías de los organismos oficiales, incapaces de llevarlos a cabo con la puesta en marcha de medidas y acciones concretas con su correspondiente dote presupuestaria". Así que los planes y estudios para hacer futuro se guardan en cajones, algo que ya denunció en su día un duro informe de la Audiencia de Cuentas, que sospechaba la existencia de una rentable actividad en este comportamiento, mientras, una abultada y profusa legislación retrasa iniciativas que deben estar presididas por la agilidad, y como se diría en lenguaje OTAN, por una ´pronta respuesta´.
Hay problemas, y serios, con las interpretaciones de Hacienda, afirman, para la materialización de la RIC; denuncian que una excesiva presión fiscal castiga a sectores importantes por su volumen y creación de empleo. "Las políticas fiscales no deben ser meramente recaudatorias, como lo son, por tanto, en la actualidad". "Tenemos una Administración sobredimensionada con multitud de entidades, instituciones, ayuntamientos, organismos y empresas públicas, gestionando, muchas veces mal, presupuestos elevados con cifras que apenas se conocen o se conocen tarde y de forma parcial".
El Palacio de Congresos de Meloneras no acaba de cumplir la función para la que fue creado; no se hace el suficiente esfuerzo en la promoción turística; quedan importantes infraestructuras por terminar, como la autopista desde Puerto Rico a Mogán, la autovía del Centro, la Circunvalación; la formación profesional es un desastre; el crecimiento "desorbitado" del gasto sanitario, por un consumo abusivo de medicamentos genera fundados temores sobre el porvenir el sistema; no se ha resuelto el problema del suelo industrial... O sea: que aunque los grandes parámetros vayan bien y se viva un momento de bonanza... el Ejecutivo canario no ha hecho bien los deberes, porque se supone que todos los problemas planteados no son responsabilidad de Ceuta y Melilla ni de Huesca y Teruel sino de los órganos de la Comunidad Autónoma.
¿Y quién tiene la culpa de esta situación que desasosiega al empresariado isleño? Sin duda, quienes han llevado el timón gubernamental y parlamentario en la última década: de acuerdo con el texto redactado por el Círculo de Empresarios, ni Coalición Canaria ni el Partido Popular han sabido gestionar los beneficios de los vientos favorables que han soplado sobre el Archipiélago. Ni el ´boom´ turístico, que ha dejado paso a una época de crisis e incertidumbres; ni las desgracias ajenas, terremotos, atentados, huracanes, que han asolado a nuestros competidores; ni los ingentes Fondos Europeos, verdaderos grifos de oro; ni la Reserva de Inversiones, un instrumento casi milagroso que ha permitido la creación de un potente capitalismo regional; ni los constantes excesos recaudatorios generados por una actividad que crece a pesar de todos los pesares... han podido ocultar la realidad de una administración ineficiente, cuya incapacidad se ha visto compensada por causas ajenas a su voluntad y mérito.
No hay otra lectura lógica posible de la larga filípica del Círculo. Sin embargo no plantea la Patronal, ni ésta ni las demás, un golpe de timón político. Se trata de una especie de esquizofrenia: por una parte quienes gobiernan no satisfacen las expectativas y ofrecen un rosario de déficit de comportamiento; pero por la otra el dinero se siente seguro con la derecha tradicional y con una CC que viene a ser lo mismo pero con timple y bandurria. Quizás haga falta un apéndice al Manifiesto.
El Círculo de Empresarios de Las Palmas, que preside Alberto Cabré, hace público hoy un extenso Manifiesto en el que pasa revista, muy pormenorizadamente, a la situación económico financiera de Canarias y a las políticas vertebrales para su desarrollo. Y lo primero que llama la atención es que este selecto club de patronos, que siempre se ha caracterizado por su moderación, voluntad de consenso y rigor en sus pronunciamientos, hace un diagnóstico que mueve a la preocupación.
Sencillamente, no deja títere con cabeza, aunque siempre con razones fundadas que dejan traducir una clara sensación de hartazgo. Y eso sí: partiendo de la premisa de que "la mayoría de los parámetros por los que se mide la actualidad económica de las islas siguen siendo positivos..." se pasa acto seguido a pedir un "cambio de rumbo" para, inmediatamente después, pasar crítica revista a situaciones que no son estrictamente de futuro sino de pasado.
De los apretados párrafos que examinan todos los capítulos de la actividad regional se deduce que el Gobierno de la Comunidad Autónoma, y el Parlamento, no han estado a la altura de las circunstancias. La ´cordialidad´ y hasta afinidad con los poderes públicos permite, a pesar de las aparentes paradojas del preámbulo, hacer preguntas de gran calado: "¿Quién está pensando a medio y largo plazo en estas islas?, ¿quién se abstrae de la pelea cotidiana y está elaborando un plan estratégico para Gran Canaria y para Canarias en general?
Se han hecho varios en el pasado que duermen en las estanterías de los organismos oficiales, incapaces de llevarlos a cabo con la puesta en marcha de medidas y acciones concretas con su correspondiente dote presupuestaria". Así que los planes y estudios para hacer futuro se guardan en cajones, algo que ya denunció en su día un duro informe de la Audiencia de Cuentas, que sospechaba la existencia de una rentable actividad en este comportamiento, mientras, una abultada y profusa legislación retrasa iniciativas que deben estar presididas por la agilidad, y como se diría en lenguaje OTAN, por una ´pronta respuesta´.
Hay problemas, y serios, con las interpretaciones de Hacienda, afirman, para la materialización de la RIC; denuncian que una excesiva presión fiscal castiga a sectores importantes por su volumen y creación de empleo. "Las políticas fiscales no deben ser meramente recaudatorias, como lo son, por tanto, en la actualidad". "Tenemos una Administración sobredimensionada con multitud de entidades, instituciones, ayuntamientos, organismos y empresas públicas, gestionando, muchas veces mal, presupuestos elevados con cifras que apenas se conocen o se conocen tarde y de forma parcial".
El Palacio de Congresos de Meloneras no acaba de cumplir la función para la que fue creado; no se hace el suficiente esfuerzo en la promoción turística; quedan importantes infraestructuras por terminar, como la autopista desde Puerto Rico a Mogán, la autovía del Centro, la Circunvalación; la formación profesional es un desastre; el crecimiento "desorbitado" del gasto sanitario, por un consumo abusivo de medicamentos genera fundados temores sobre el porvenir el sistema; no se ha resuelto el problema del suelo industrial... O sea: que aunque los grandes parámetros vayan bien y se viva un momento de bonanza... el Ejecutivo canario no ha hecho bien los deberes, porque se supone que todos los problemas planteados no son responsabilidad de Ceuta y Melilla ni de Huesca y Teruel sino de los órganos de la Comunidad Autónoma.
¿Y quién tiene la culpa de esta situación que desasosiega al empresariado isleño? Sin duda, quienes han llevado el timón gubernamental y parlamentario en la última década: de acuerdo con el texto redactado por el Círculo de Empresarios, ni Coalición Canaria ni el Partido Popular han sabido gestionar los beneficios de los vientos favorables que han soplado sobre el Archipiélago. Ni el ´boom´ turístico, que ha dejado paso a una época de crisis e incertidumbres; ni las desgracias ajenas, terremotos, atentados, huracanes, que han asolado a nuestros competidores; ni los ingentes Fondos Europeos, verdaderos grifos de oro; ni la Reserva de Inversiones, un instrumento casi milagroso que ha permitido la creación de un potente capitalismo regional; ni los constantes excesos recaudatorios generados por una actividad que crece a pesar de todos los pesares... han podido ocultar la realidad de una administración ineficiente, cuya incapacidad se ha visto compensada por causas ajenas a su voluntad y mérito.
No hay otra lectura lógica posible de la larga filípica del Círculo. Sin embargo no plantea la Patronal, ni ésta ni las demás, un golpe de timón político. Se trata de una especie de esquizofrenia: por una parte quienes gobiernan no satisfacen las expectativas y ofrecen un rosario de déficit de comportamiento; pero por la otra el dinero se siente seguro con la derecha tradicional y con una CC que viene a ser lo mismo pero con timple y bandurria. Quizás haga falta un apéndice al Manifiesto.
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