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La Voz de Gran Canaria

Adiós a la ilusión en Triana

Adiós a la ilusión en Triana Difícilmente habrá alguna persona nacida en los años 50 y 60 que nunca haya pisado el "Bazar Nueva York" ni haya recibido sus juguetes el Día de Reyes traídos directamente por Sus Majestades de esa tienda. Nombrarla era mentar la ilusión, ver sus enormes bolsas, blancas y rojas con lunares, era la alegría de la sorpresa segura. Ahora todo eso pasará a la historia: la comercial, como tienda de Triana, y la personal, de quienes compraron o rebuscaron en sus pasillos.

Tras 50 años de actividad, su propietario, Gustavo Maciá, se jubila, y con él, el bazar. La melancolía, más que la tristeza, es el sentimiento que se respira estos días de liquidación en la histórica tienda. Lo afirma Montse Maciá, hija del propietario y responsable del bazar, «aunque él llevaba años preparando la jubilación». El goteo de clientes es continuo desde primera hora. Muchos han adelantado las compras navideñas, aprovechando que los precios de los juguetes son muy competitivos.

«Esto es una locura de teléfono y de gente», señala Montse, quien también entiende que con 69 años, y trabajando desde los 14, «ya es hora de parar». Es posible que los juguetes sigan en el establecimiento, de la mano de otra empresa, aunque quizá en una línea distinta. «Así una se queda más contenta», asegura Montse.

De Elche a Cuba, por Triana

Los abuelos de Gustavo Maciá llegaron a la capital grancanaria para embarcar rumbo a Cuba, cosa que nunca llegaron a hacer, porque se establecieron aquí. Puesto que venían de Elche, tradición mandaba, y abrieron una zapatería, que pasó a la siguiente generación. Calzados París era la empresa familiar de los Maciá, en la que empezó a trabajar, «con patanlón corto», Gustavo Maciá. Abrieron otras tiendas, yluego la empresa cambió de actividad y de nombre. El 8 de diciembre de 1954 abría sus puertas el Bazar Nueva York en Triana, 55, con juguetes, hogar y discos.

Fefi Infante, la secretaria de Maciá y responsable de la administración, lleva «toda una vida», 38 años, en la tienda. «Esta fue la empresa más importante de discos en la ciudad», comenta al tiempo que recuerda que no llevaba mucho en el bazar cuando «vino el Dúo Dinámico a firmar discos», lo cual fue un acontecimiento de calibre para la Triana de los años 60. «Había gente por todas partes, desde las tiendas de enfrente miraban por las ventanas para saludarlos, fue un espectáculo», agrega Fefi, quien se emociona al recordar los años vividos en una empresa «familiar, en el sentido de que hemos formado una familia, aquí cada empleado es importante».De hecho, el señor Maciá es de los que «buscaba cualquier pretexto» para reunir a los empleados, una costumbre que los llevaba a hacer excursiones cada 4 de octubre, San Francisco, patrón de los bazares, hasta que desapareció como día festivo.

«Ha sido un toma y daca mutuo», añade Fefi, mientras Montse aclara que la empresa «encontró gente que le gusta su trabajo, que se han dedicado y han sido como familia». Sin duda, les duele el cierre, aunque lo asumen, «porque está en su derecho»; los ocho empleados -han llegado a ser 80- pasan a cobrar el paro. Reconocen con orgullo, entre otras cosas, que el propietario fomentó los cursos de formación continua para los trabajadores, «y ha luchado mucho por Triana», añade su secretaria.

Los discos se estancaron, «no había innovación», y con la competencia de las grandes superficies, el bazar abandonó la sección hace cuatro años. Los juguetes se han mantenido intocables a lo largo de cinco décadas. Si bien se pasó del cartón-piedra a la electrónica, en medio ha habido grandes éxitos.

Futbolín, Nancy, Sancheski

La apertura del bazar coincidió con la aparición del plástico.En esa época nace el futbolín y siguen a la venta Mariquita Pérez, los trenes Payá, la Magia Borrás y los Juegos Reunidos Geyper.

Los años 60 fueron del Meccano al Monopoly, de la Nancy al Scalextric. Los 70 estuvieron marcados por los clics de Famobil -a ver quién no pidió uno-, los Madelman, el Nenuco y Barriguitas.Los 80 trajeron el Sancheski y las muñecas Repollo, mientras que los 90 supusieron el salto a la fantasía de la mano de Los Caballeros del Zodiaco, Power Rangers o Polly Pocket. En la tienda se oyen voces que preguntan: «¿Ahora dónde compro yo los juguetes para mis nietos?». La diferencia con otros almacenes está «en el servicio, conocemos a los clientes, les orientamos, ayudamos», explica Fefi.

Una parte de la historia de Triana dirá adiós tras 5 décadas, 50 años en los que «hemos vendido muchas ilusiones, muchos sueños», comenta con nostalgia contenida Olegario Díaz, jefe de almacén, que también entró a trabajar un verano con pantalón corto, «sin cumplir los 14 años», y lleva 42 en la empresa. Esos clientes fieles tendrán que realizar sus compras antes del cierre, el próximo día 20.

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