Tenerife, única isla donde las clínicas privadas tienen urgencias abiertas
La isla de Tenerife es la que más peculiaridades presenta en torno a los conciertos con la sanidad pública canaria. La modalidad de urgencias abiertas, sólo presente en ella, permite una mayor discrecionalidad de estos centros y, por ende, mayor margen de beneficios. Ésa y otras ventajas se la deben los empresarios de la sanidad privada tinerfeña a Pedro Luis Cobiella, del Grupo Hospiten, el empresario más influyente de Tenerife.
Los conciertos con las clínicas privadas canarias constituyen uno de los caballos de batalla políticos más decisivos a la hora de elaborar los presupuestos sanitarios. La sanidad pública precisa del respaldo de estos centros, cada vez más numerosos, y el sector privado (clínicas, proveedores, laboratorios...) necesita de los conciertos para su supervivencia. Pero no todos los centros corren la misma suerte. Una suerte que, además, se reparte por islas.
La isla de Tenerife dispone de los conciertos más llamativos de todos cuantos mantiene firmados el Servicio Canario de Salud. La disposición de los dos hospitales públicos de referencia, el Universitario de Canarias (HUC) y La Candelaria, a escasos metros de distancia, y la ausencia de hospitales comarcales o centros socio-sanitarios públicos en municipios distantes de Santa Cruz de Tenerife, han propiciado esa singularidad de los convenios.
Así, sólo en la isla de Tenerife se permite a las clínicas privadas tener urgencias abiertas, terminología que viene a significar que es el propio establecimiento sanitario quien recibe al paciente y gestiona todas las pruebas y su tratamiento. De este modo, estas clínicas escapan a un control riguroso de la Administración y aplican el protocolo que creen más adecuado para cada caso. Generalmente suele ser el más rentable para el establecimiento.
En Tenerife el control de la sanidad privada está en manos del influyente empresario Pedro Luis Cobiella, del Grupo Hospiten, que es propietario de clínicas en Puerto de la Cruz, Las Américas y Santa Cruz de Tenerife. En mucha menor escala, compiten a distancia las clínicas San Juan de Dios, La Colina y Capote, todas ellas en la capital. Tanto las de Hospiten como las de su competencia tienen concedida la autorización de urgencias abiertas.
Ningún centro privado de Gran Canaria dispone de esta concesión, a pesar de llevar años reclamándolo, según han confirmado fuentes del sector.
La única clínica que tiene algo parecido a unas urgencias abiertas es Roca, en San Agustín, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, participada desde hace poco tiempo por el grupo Hospiten. Fuentes sanitarias aseguraron a este periódico que la puerta de urgencias de Roca se sitúa en el Centro de Especialidades de Vecindario, propiedad de clínica Roca, que deriva a sus pacientes para pruebas y tratamientos a ese centro de San Agustín.
Los propietarios de la histórica clínica Roca han reclamado conciertos con la Administración sanitaria desde tiempos del Insalud, pero sin éxito. Bastó que entrara en su accionariado Pedro Luis Cobiella, a través de Hospiten, para que se solucionara esa vieja aspiración.
Pedro Luis Cobiella es uno de los empresarios más influyentes de Tenerife. Se le considera muy vinculado a ATI, y muy particularmente al presidente del Gobierno, Adán Martín, y a la viceconsera de Turismo, Pilar Parejo, al tener también muchos negocios relacionados con ese sector económico.
Cobiella ha conseguido hasta el momento que la política sanitaria pública de Canarias no perjudique a sus negocios, muy al contrario. Entre otras ventajas, obtuvo un concierto con una de sus clínicas, concretamente en Lanzarote, a pesar de los informes técnicos en contra. Fue en tiempos de Antonio Sierra, de ATI, al frente del Servicio Canario de Salud.
El Grupo Hospiten dispone también de clínicas en Suramérica.
A este empresario de éxito se atribuye incluso influencia en las esferas del PSOE. Aún cuando Canarias era territorio Insalud, consiguió que en la planificación de ese organismo se excluyera el sur de Tenerife, de modo que no se viera afectado el concierto que desde entonces y hasta la actualidad mantiene su clínica de Las Américas.
Hasta ahora ha sorteado la presión popular, pero ya el Parlamento canario ha aprobado dos leyes, la 2 y la 3 de 2001, para la construcción de sendos centros públicos en el Puerto de la Cruz y en Arona. Han pasado tres años desde entonces y todavía sigue habiendo reticencias, particularmente de los partidos políticos.
Pero Cobiella no se ha conformado con el control de la sanidad en Tenerife, sino que ya ha sentado sus reales en la provincia de Las Palmas. Además de una clínica en Lanzarote, trató de ganar el concurso para un hospital privado en Meloneras (San Bartolomé de Tirajana), que finalmente fue adjudicado a Clínica San Roque.
Tras esa frustración, Cobiella logró que Roca le hiciera un hueco entre su accionariado para ahora acercarse a su competidor grancanario, Mario Rodríguez, presidente de la Confederación Canaria de Empresarios. De momento, Cobiella estará presente en la clínica que Roca construirá en Puerto Rico (Mogán), pero nadie descarta otras operaciones.
Los conciertos con las clínicas privadas canarias constituyen uno de los caballos de batalla políticos más decisivos a la hora de elaborar los presupuestos sanitarios. La sanidad pública precisa del respaldo de estos centros, cada vez más numerosos, y el sector privado (clínicas, proveedores, laboratorios...) necesita de los conciertos para su supervivencia. Pero no todos los centros corren la misma suerte. Una suerte que, además, se reparte por islas.
La isla de Tenerife dispone de los conciertos más llamativos de todos cuantos mantiene firmados el Servicio Canario de Salud. La disposición de los dos hospitales públicos de referencia, el Universitario de Canarias (HUC) y La Candelaria, a escasos metros de distancia, y la ausencia de hospitales comarcales o centros socio-sanitarios públicos en municipios distantes de Santa Cruz de Tenerife, han propiciado esa singularidad de los convenios.
Así, sólo en la isla de Tenerife se permite a las clínicas privadas tener urgencias abiertas, terminología que viene a significar que es el propio establecimiento sanitario quien recibe al paciente y gestiona todas las pruebas y su tratamiento. De este modo, estas clínicas escapan a un control riguroso de la Administración y aplican el protocolo que creen más adecuado para cada caso. Generalmente suele ser el más rentable para el establecimiento.
En Tenerife el control de la sanidad privada está en manos del influyente empresario Pedro Luis Cobiella, del Grupo Hospiten, que es propietario de clínicas en Puerto de la Cruz, Las Américas y Santa Cruz de Tenerife. En mucha menor escala, compiten a distancia las clínicas San Juan de Dios, La Colina y Capote, todas ellas en la capital. Tanto las de Hospiten como las de su competencia tienen concedida la autorización de urgencias abiertas.
Ningún centro privado de Gran Canaria dispone de esta concesión, a pesar de llevar años reclamándolo, según han confirmado fuentes del sector.
La única clínica que tiene algo parecido a unas urgencias abiertas es Roca, en San Agustín, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, participada desde hace poco tiempo por el grupo Hospiten. Fuentes sanitarias aseguraron a este periódico que la puerta de urgencias de Roca se sitúa en el Centro de Especialidades de Vecindario, propiedad de clínica Roca, que deriva a sus pacientes para pruebas y tratamientos a ese centro de San Agustín.
Los propietarios de la histórica clínica Roca han reclamado conciertos con la Administración sanitaria desde tiempos del Insalud, pero sin éxito. Bastó que entrara en su accionariado Pedro Luis Cobiella, a través de Hospiten, para que se solucionara esa vieja aspiración.
Pedro Luis Cobiella es uno de los empresarios más influyentes de Tenerife. Se le considera muy vinculado a ATI, y muy particularmente al presidente del Gobierno, Adán Martín, y a la viceconsera de Turismo, Pilar Parejo, al tener también muchos negocios relacionados con ese sector económico.
Cobiella ha conseguido hasta el momento que la política sanitaria pública de Canarias no perjudique a sus negocios, muy al contrario. Entre otras ventajas, obtuvo un concierto con una de sus clínicas, concretamente en Lanzarote, a pesar de los informes técnicos en contra. Fue en tiempos de Antonio Sierra, de ATI, al frente del Servicio Canario de Salud.
El Grupo Hospiten dispone también de clínicas en Suramérica.
A este empresario de éxito se atribuye incluso influencia en las esferas del PSOE. Aún cuando Canarias era territorio Insalud, consiguió que en la planificación de ese organismo se excluyera el sur de Tenerife, de modo que no se viera afectado el concierto que desde entonces y hasta la actualidad mantiene su clínica de Las Américas.
Hasta ahora ha sorteado la presión popular, pero ya el Parlamento canario ha aprobado dos leyes, la 2 y la 3 de 2001, para la construcción de sendos centros públicos en el Puerto de la Cruz y en Arona. Han pasado tres años desde entonces y todavía sigue habiendo reticencias, particularmente de los partidos políticos.
Pero Cobiella no se ha conformado con el control de la sanidad en Tenerife, sino que ya ha sentado sus reales en la provincia de Las Palmas. Además de una clínica en Lanzarote, trató de ganar el concurso para un hospital privado en Meloneras (San Bartolomé de Tirajana), que finalmente fue adjudicado a Clínica San Roque.
Tras esa frustración, Cobiella logró que Roca le hiciera un hueco entre su accionariado para ahora acercarse a su competidor grancanario, Mario Rodríguez, presidente de la Confederación Canaria de Empresarios. De momento, Cobiella estará presente en la clínica que Roca construirá en Puerto Rico (Mogán), pero nadie descarta otras operaciones.
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