Totalitarismo en Canarias : a propósito de las editoriales del periódico El Día
S. ZAMAS
Escribo esto con la intención de generar una reflexión sobre determinados hechos, a mi juicio muy graves, que se vienen sucediendo en Canarias en las últimas semanas. Uno de ellos es la creación del "Foro por el Progreso y el Desarrollo de Tenerife", constituido en el Recinto Ferial de Santa Cruz por un nutrido grupo de empresarios y con la presencia de políticos de esta Isla, comandados por Don Ricardo Melchior Navarro, pero entre los que también se encuentran gentes de otros partidos políticos.
Este Foro, se arroga la representatividad y la portavocía de todos los tinerfeños y cual oráculo de los dioses, manifiesta saber qué es lo mejor para el progreso de Tenerife y de los tinerfeños, esto es, la ejecución de los cuatro megaproyectos planteados desde hace ya un tiempo; el Puerto de Granadilla, el cierre del anillo insular, la segunda pista del Reina Sofía y el tendido eléctrico del Sur.
Este nuevo ser, se ha visto acunado y arropado desde el principio por una campaña mediática de proporciones bíblicas orquestada fundamentalmente por el periódico EL DÍA, que preside ese magnífico personaje, llamado Don José Rodríguez Ramírez dotado de una tolerancia y una sensibilidad exquisitas hacia todo aquel que piense, sea y sienta como él. Sus editoriales son auténticas perlas cultivadas y en ellos enumera quiénes son los enemigos y traidores de Tenerife y quienes son los auténticos patriotas que defienden la bandera azul y blanca. En un comentario de Prensa del jueves 1 de julio, ese periódico acusa a determinados profesores de la Universidad de La Laguna, de constituir un nuevo foco contra el progreso de la Isla, aludiendo a que como sus informes y criterios no son tenidos en cuenta, van en contra de lo que la población desea.
En un estilo absolutamente panfletario y cobarde se niega a identificar a esos profesores, no sea que los mismos se puedan defender de los horribles hechos que se les adjudican, es decir:
a) Tener criterio propio.
b) Pensar diferente que la línea editorial de EL DÍA
c) Ejercer la libertad de expresión y demás derechos que les corresponden como ciudadanos europeos desplazándose a Bruselas.
d) Ser traidores a Tenerife.
Luego menciona a un ex-rector de La Laguna que fue homenajeado en la ULPGC, adjudicando al comentarista del acto de homenaje, la afirmación de que aquel personaje había luchado por la creación de la ULPGC. El ultrajado comentarista de EL DÍA pide que le aclaren si eso es verdad porque aquel personaje fue y sigue siendo muy apreciado en Tenerife. Y yo me pregunto, ¿qué pasaría si fuera verdad que luchó por la creación de la ULPGC?, ¿emitiría EL DÍA una fatwa contra él como hicieron los ayatolás iraníes con Salman Rushdie, exigiendo la cabeza del traidor?
Prosigue el vocero de EL DÍA con su columna tan constructiva, y en un alarde de conocimiento de lo que un sistema democrático representa, hace un llamamiento a los gobernantes de la Isla para que hagan valer su autoridad y de esta manera prevalezca un interés al que ellos llaman mayoritario. Qué es lo que se entiende por hacer valer esa autoridad, es lo que yo me pregunto. ¿Será llamar a los grises, como hacía Don Francisco Franco Bahamonde, caudillo de España por la gracia de Dios?
Luego la emprende con los ecologistas, de los que dice que son sólo algunos, están equivocados o son unos ingenuos. En fin que son unos pobrecitos que dan muchísima pena. Y para acabar de repartir leña, arremete contra los colegas de otros medios de prensa de los que dicen que obedecen órdenes de los canariones y están dirigidos por dos godos. Y ya en pleno orgasmo blanquiazul y terminando con este ejemplo de objetividad, calidad periodística y caridad cristiana, dice que ha llegado la hora de Tenerife. Si Don Leoncio Rodríguez levantara la cabeza me temo que no iba a estar muy contento de ver como su periódico se ha convertido en un panfleto que emite a diario opiniones y comentarios fascistas, totalitarios y xenófobos, porque para EL DÍA, pensar diferente o ser canarión es lo que un negro para los del KKK.
Sin embargo, el árbol de los fuegos de artificio de EL DÍA, no nos debe impedir ver el bosque. Lo que está haciendo el binomio políticos-constructores o constructores-políticos, que tanto monta monta tanto, máxime cuando en muchos coinciden ambas condiciones, es intentar, con la ayuda de ese periódico, desactivar el EFECTO VILAFLOR y la posible movilización social que se avecina contra las tres infraestructuras citadas, invocando los más bajos instintos, el sentimiento más primario del pueblo tinerfeño, esto es; la llamada de la raza, la amenaza externa, en tres palabras, el pleito insular.
Han alimentado para ello, para seguir calentando a la gente, otra polémica sangrante, y nunca mejor dicho, y así, en el ejemplar de 11 de abril pasado decía literalmente esto: Vampiros canariones quieren desmantelar el banco de sangre de Tenerife para llevárselo a Las Palmas. ¡Nos chupan la sangre! No exageramos. Tendremos que ponernos de rodillas para que nos manden una bolsa de sangre y salvar vidas aquí.
EL DÍA consiguió su propósito, y después de crear esa polémica estéril y completamente falsa, publicaba en primera plana hace pocos días que las donaciones de sangre en Tenerife habían disminuido un 50%. Don José Rodríguez Ramírez no sólo fabricó la noticia, sino que luego se jactó de lo que él solito y sus camaradas habían conseguido, poner en jaque al sistema transfusional canario y por ende al Gobierno de Canarias, y en peligro la vida de muchísimos tinerfeños a los que dice amar tanto.
Lo que acabo de exponer no es el argumento de una película de Woody Allen, es Canarias en el siglo XXI. Y mientras el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales se gasta miles de millones en procurar que los españoles aceptemos a los inmigrantes, todavía hay personas en Canarias, de muchísima influencia y de muchísimo poder, como Don José Rodríguez Ramírez, que desde un medio escrito y refugiándose en el anonimato hacen apología de la xenofobia y el racismo, mientras reciben subvenciones del Gobierno de Canarias, que usan para hacer exactamente lo contrario de lo que oficialmente se persigue.
Los políticos hacen también su parte. El otro día, el Iltmo Sr. Adán Martín Menis, haciendo gala de un despotismo ilustrado que no se veía desde tiempos anteriores a la Revolución Francesa, decía que la culpa del retraso en las grandes infraestructuras en Tenerife era culpa de la ciudadanía. Y le hacía eco su Consejero de Obras Públicas diciendo que en Canarias las grandes infraestructuras se están criminalizando.
¿Se ha molestado alguno de los dos en explicarle a la gente en qué consisten aquellas? Y no hablo de someter los proyectos a información pública, a la que sólo acuden los entendidos. Hablo de someter los proyectos a un debate serio y riguroso, abierto a todo tipo de opiniones y críticas. La ausencia de este debate hace pensar que los políticos le tienen miedo, porque en ellos se podría evidenciar la inconveniencia de los proyectos, y su negativo impacto ambiental y social, y ha alimentado la idea de que las obras proyectadas responden a un entramado de intereses personales poco claros y muy alejados de lo que se considera en cualquier país democrático el interés general.
Tras haber enumerado todo este conjunto de despropósitos, concluyo sin temor a equivocarme, que Canarias, como idea y como unidad no existe, y se limita a un día al año en el que todos nos ponemos el traje típico y nos comemos una papa con mojo. Ni el propio Gobierno de Canarias cree en Canarias y lo demuestra a diario alimentando un pleito que le dará a sus miembros enormes réditos políticos y pingües beneficios económicos.
Concluyo también que el sistema articulado por la Constitución del 78, está sufriendo, en Tenerife, una involución sin precedentes en la moderna historia democrática que amenaza la libertad de expresión, la ideológica e incluso cuestiona los derechos de una persona, por el hecho de proceder de determinado punto geográfico o pensar diferente.
Si callamos, otorgamos. Rompamos la ley del silencio y debatamos en la calle, en el bar, en la guagua, si esas tres infraestructuras de verdad nos convienen o no. Y que no se haga sólo en Tenerife, sino en todas las islas, porque lo que está en juego a todas ellas atañe. Exijamos a los políticos que nos den la información que nos ha sido negada. Hagámosle ver que somos y queremos ser auténticos ciudadanos, y si decidimos que no queremos lo que nos están intentando meter por los ojos, salgamos a la calle a decirlo. Si decidimos que sí lo queremos digámoslo también. Exijamos participar activamente en este proceso en el que se está jugando el futuro de la Isla y que afecta a todos los canarios.
EL DÍA le aclaro, antes de que me acuse de ser negro, comunista, homosexual, masón o canarión, que soy tinerfeño y así me siento, pero también me siento profundamente canario, porque a diferencia de otros, creo que estas dos identidades no son excluyentes sino complementarias. Les doy mi más sentido pésame a los trabajadores de ese periódico, que tienen que convivir, asumir y acatar determinadas ideas totalitarias, y les animo a rebelarse contra una línea editorial que no hará, antes o después, sino llevar al periódico a la quiebra. En cuanto a mí, no pienso comprar nunca más ese panfleto que deja al NODO en pañales y que contribuye a fomentar en la sociedad tinerfeña ideas primitivas, excluyentes y totalitarias, es decir lo más alejadas al progreso que tanto predican. No animo a nadie a hacer lo mismo que yo, ya que a diferencia de algunos, creo que cada uno debe hacer lo que le dicte la conciencia, no lo que le dicte la coacción, la amenaza y la mentira. Y a los políticos de todo pelaje y condición, sólo les digo una cosa: ¡Ay del día que la gente despierte!. Ya despertó un poquito con Vilaflor. Ahora el desafío es aún mayor si cabe. Aprendan a escuchar o dedíquense a otra cosa.
Tiene razón EL DÍA cuando dice que la hora de Tenerife ha llegado, es hora de demostrarlo.
Fuente: http://www.canariasconfidencial.com/
Escribo esto con la intención de generar una reflexión sobre determinados hechos, a mi juicio muy graves, que se vienen sucediendo en Canarias en las últimas semanas. Uno de ellos es la creación del "Foro por el Progreso y el Desarrollo de Tenerife", constituido en el Recinto Ferial de Santa Cruz por un nutrido grupo de empresarios y con la presencia de políticos de esta Isla, comandados por Don Ricardo Melchior Navarro, pero entre los que también se encuentran gentes de otros partidos políticos.
Este Foro, se arroga la representatividad y la portavocía de todos los tinerfeños y cual oráculo de los dioses, manifiesta saber qué es lo mejor para el progreso de Tenerife y de los tinerfeños, esto es, la ejecución de los cuatro megaproyectos planteados desde hace ya un tiempo; el Puerto de Granadilla, el cierre del anillo insular, la segunda pista del Reina Sofía y el tendido eléctrico del Sur.
Este nuevo ser, se ha visto acunado y arropado desde el principio por una campaña mediática de proporciones bíblicas orquestada fundamentalmente por el periódico EL DÍA, que preside ese magnífico personaje, llamado Don José Rodríguez Ramírez dotado de una tolerancia y una sensibilidad exquisitas hacia todo aquel que piense, sea y sienta como él. Sus editoriales son auténticas perlas cultivadas y en ellos enumera quiénes son los enemigos y traidores de Tenerife y quienes son los auténticos patriotas que defienden la bandera azul y blanca. En un comentario de Prensa del jueves 1 de julio, ese periódico acusa a determinados profesores de la Universidad de La Laguna, de constituir un nuevo foco contra el progreso de la Isla, aludiendo a que como sus informes y criterios no son tenidos en cuenta, van en contra de lo que la población desea.
En un estilo absolutamente panfletario y cobarde se niega a identificar a esos profesores, no sea que los mismos se puedan defender de los horribles hechos que se les adjudican, es decir:
a) Tener criterio propio.
b) Pensar diferente que la línea editorial de EL DÍA
c) Ejercer la libertad de expresión y demás derechos que les corresponden como ciudadanos europeos desplazándose a Bruselas.
d) Ser traidores a Tenerife.
Luego menciona a un ex-rector de La Laguna que fue homenajeado en la ULPGC, adjudicando al comentarista del acto de homenaje, la afirmación de que aquel personaje había luchado por la creación de la ULPGC. El ultrajado comentarista de EL DÍA pide que le aclaren si eso es verdad porque aquel personaje fue y sigue siendo muy apreciado en Tenerife. Y yo me pregunto, ¿qué pasaría si fuera verdad que luchó por la creación de la ULPGC?, ¿emitiría EL DÍA una fatwa contra él como hicieron los ayatolás iraníes con Salman Rushdie, exigiendo la cabeza del traidor?
Prosigue el vocero de EL DÍA con su columna tan constructiva, y en un alarde de conocimiento de lo que un sistema democrático representa, hace un llamamiento a los gobernantes de la Isla para que hagan valer su autoridad y de esta manera prevalezca un interés al que ellos llaman mayoritario. Qué es lo que se entiende por hacer valer esa autoridad, es lo que yo me pregunto. ¿Será llamar a los grises, como hacía Don Francisco Franco Bahamonde, caudillo de España por la gracia de Dios?
Luego la emprende con los ecologistas, de los que dice que son sólo algunos, están equivocados o son unos ingenuos. En fin que son unos pobrecitos que dan muchísima pena. Y para acabar de repartir leña, arremete contra los colegas de otros medios de prensa de los que dicen que obedecen órdenes de los canariones y están dirigidos por dos godos. Y ya en pleno orgasmo blanquiazul y terminando con este ejemplo de objetividad, calidad periodística y caridad cristiana, dice que ha llegado la hora de Tenerife. Si Don Leoncio Rodríguez levantara la cabeza me temo que no iba a estar muy contento de ver como su periódico se ha convertido en un panfleto que emite a diario opiniones y comentarios fascistas, totalitarios y xenófobos, porque para EL DÍA, pensar diferente o ser canarión es lo que un negro para los del KKK.
Sin embargo, el árbol de los fuegos de artificio de EL DÍA, no nos debe impedir ver el bosque. Lo que está haciendo el binomio políticos-constructores o constructores-políticos, que tanto monta monta tanto, máxime cuando en muchos coinciden ambas condiciones, es intentar, con la ayuda de ese periódico, desactivar el EFECTO VILAFLOR y la posible movilización social que se avecina contra las tres infraestructuras citadas, invocando los más bajos instintos, el sentimiento más primario del pueblo tinerfeño, esto es; la llamada de la raza, la amenaza externa, en tres palabras, el pleito insular.
Han alimentado para ello, para seguir calentando a la gente, otra polémica sangrante, y nunca mejor dicho, y así, en el ejemplar de 11 de abril pasado decía literalmente esto: Vampiros canariones quieren desmantelar el banco de sangre de Tenerife para llevárselo a Las Palmas. ¡Nos chupan la sangre! No exageramos. Tendremos que ponernos de rodillas para que nos manden una bolsa de sangre y salvar vidas aquí.
EL DÍA consiguió su propósito, y después de crear esa polémica estéril y completamente falsa, publicaba en primera plana hace pocos días que las donaciones de sangre en Tenerife habían disminuido un 50%. Don José Rodríguez Ramírez no sólo fabricó la noticia, sino que luego se jactó de lo que él solito y sus camaradas habían conseguido, poner en jaque al sistema transfusional canario y por ende al Gobierno de Canarias, y en peligro la vida de muchísimos tinerfeños a los que dice amar tanto.
Lo que acabo de exponer no es el argumento de una película de Woody Allen, es Canarias en el siglo XXI. Y mientras el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales se gasta miles de millones en procurar que los españoles aceptemos a los inmigrantes, todavía hay personas en Canarias, de muchísima influencia y de muchísimo poder, como Don José Rodríguez Ramírez, que desde un medio escrito y refugiándose en el anonimato hacen apología de la xenofobia y el racismo, mientras reciben subvenciones del Gobierno de Canarias, que usan para hacer exactamente lo contrario de lo que oficialmente se persigue.
Los políticos hacen también su parte. El otro día, el Iltmo Sr. Adán Martín Menis, haciendo gala de un despotismo ilustrado que no se veía desde tiempos anteriores a la Revolución Francesa, decía que la culpa del retraso en las grandes infraestructuras en Tenerife era culpa de la ciudadanía. Y le hacía eco su Consejero de Obras Públicas diciendo que en Canarias las grandes infraestructuras se están criminalizando.
¿Se ha molestado alguno de los dos en explicarle a la gente en qué consisten aquellas? Y no hablo de someter los proyectos a información pública, a la que sólo acuden los entendidos. Hablo de someter los proyectos a un debate serio y riguroso, abierto a todo tipo de opiniones y críticas. La ausencia de este debate hace pensar que los políticos le tienen miedo, porque en ellos se podría evidenciar la inconveniencia de los proyectos, y su negativo impacto ambiental y social, y ha alimentado la idea de que las obras proyectadas responden a un entramado de intereses personales poco claros y muy alejados de lo que se considera en cualquier país democrático el interés general.
Tras haber enumerado todo este conjunto de despropósitos, concluyo sin temor a equivocarme, que Canarias, como idea y como unidad no existe, y se limita a un día al año en el que todos nos ponemos el traje típico y nos comemos una papa con mojo. Ni el propio Gobierno de Canarias cree en Canarias y lo demuestra a diario alimentando un pleito que le dará a sus miembros enormes réditos políticos y pingües beneficios económicos.
Concluyo también que el sistema articulado por la Constitución del 78, está sufriendo, en Tenerife, una involución sin precedentes en la moderna historia democrática que amenaza la libertad de expresión, la ideológica e incluso cuestiona los derechos de una persona, por el hecho de proceder de determinado punto geográfico o pensar diferente.
Si callamos, otorgamos. Rompamos la ley del silencio y debatamos en la calle, en el bar, en la guagua, si esas tres infraestructuras de verdad nos convienen o no. Y que no se haga sólo en Tenerife, sino en todas las islas, porque lo que está en juego a todas ellas atañe. Exijamos a los políticos que nos den la información que nos ha sido negada. Hagámosle ver que somos y queremos ser auténticos ciudadanos, y si decidimos que no queremos lo que nos están intentando meter por los ojos, salgamos a la calle a decirlo. Si decidimos que sí lo queremos digámoslo también. Exijamos participar activamente en este proceso en el que se está jugando el futuro de la Isla y que afecta a todos los canarios.
EL DÍA le aclaro, antes de que me acuse de ser negro, comunista, homosexual, masón o canarión, que soy tinerfeño y así me siento, pero también me siento profundamente canario, porque a diferencia de otros, creo que estas dos identidades no son excluyentes sino complementarias. Les doy mi más sentido pésame a los trabajadores de ese periódico, que tienen que convivir, asumir y acatar determinadas ideas totalitarias, y les animo a rebelarse contra una línea editorial que no hará, antes o después, sino llevar al periódico a la quiebra. En cuanto a mí, no pienso comprar nunca más ese panfleto que deja al NODO en pañales y que contribuye a fomentar en la sociedad tinerfeña ideas primitivas, excluyentes y totalitarias, es decir lo más alejadas al progreso que tanto predican. No animo a nadie a hacer lo mismo que yo, ya que a diferencia de algunos, creo que cada uno debe hacer lo que le dicte la conciencia, no lo que le dicte la coacción, la amenaza y la mentira. Y a los políticos de todo pelaje y condición, sólo les digo una cosa: ¡Ay del día que la gente despierte!. Ya despertó un poquito con Vilaflor. Ahora el desafío es aún mayor si cabe. Aprendan a escuchar o dedíquense a otra cosa.
Tiene razón EL DÍA cuando dice que la hora de Tenerife ha llegado, es hora de demostrarlo.
Fuente: http://www.canariasconfidencial.com/
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