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La Voz de Gran Canaria

Aeropuerto de Gran Canaria para rato

Aeropuerto de Gran Canaria para rato

El aeropuerto de Gran Canaria es un gigante envuelto en misterio. Las normas de seguridad que rigen la actividad aérea hacen que muchas veces resulte desapercibido su peso real en la economía.

Francisco Suárez Alamo

El aeropuerto de Gran Canaria es un gigante envuelto en misterio. Las normas de seguridad que rigen la actividad aérea hacen que muchas veces resulte desapercibido su peso real en la economía;es más, ocurre que casi todo lo que se ve son molestias para el desarrollo de los municipios más próximos -en ocasiones, bastante cargados de razones para quejarse-, pero, rodeado ese manto de silencio, va creciendo una infraestructura que dejará un aeropuerto para más de una década.

¿Cuándo será preciso ampliar de nuevo? Los directivos de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) se niegan a poner un calendario, porque nadie sabe tampoco a ciencia cierta cómo evolucionará el tráfico aéreo, sujeto, a su vez, a los vaivenes de la economía mundial.

Los números son, en todo caso, reveladores de la dimensión: a fecha de hoy el aeropuerto de Gran Canaria emplea de manera directa a 4.700 personas y más de 600 empresas trabajan en el recinto. Las obras de ampliación, que deben estar concluidas el próximo año, suponen una inversión que ronda los 220 millones de euros, de los que aproximadamente 150 millones son para la remodelación de la terminal. El resultado serán 68.000 metros cuadrados adicionales de terminal -hasta llegar a los 173.000 metros cuadrados-; 18 mostradores más de facturación, ocho filtros nuevos de pasaporte; nueve puertas más de embarque; dos nuevos hipódromos para la distribución del equipaje... una larga lista de mejoras que permitirán finalmente contar con un aeropuerto con capacidad para mover al año 16,5 millones de pasajeros, lo que supone la friolera de cuatro millones más que en la actualidad.

Mario Otero, director de AENA en Canarias, y Alberto Martín, director del aeropuerto de Gran Canaria, pasean con orgullo entre los andamios de las obras de la nueva terminal. Se trata de un proceso de ampliación diseñado por fases y con el problema añadido de que no se puede suspender la actividad aérea por la ejecución de los trabajos. «Estamos consiguiendo hacerlo sin molestar a las compañías aéreas, con mucho diálogo con todas y con el resto de empresas que operan», explica Mario Otero mientras sube escaleras con olor a cemento, revisa instalaciones y comprueba que lo que estaba en los planos se parece a lo que finalmente verá el usuario del aeropuerto.

Cuando concluyan los trabajos se habrán superado con nota algunas de las asignaturas pendientes del aeropuerto en su configuración actual. Así por ejemplo, habrá plataformas de embarque y desembarque para aviones de gran capacidad, con lo que se pondrá fin a ese largo paseo en jardinera (las guaguas que llevan a los pasajeros de la terminal al avión) hasta los Airbus de nueva generación. En el caso del tráfico interinsular, contará con una gran terminal en la que el viajero accederá caminando a los aviones. «Con ello se gana agilidad y se acortan los tiempos entre el inicio del embarque y el despegue», explican los directivos de AENA.

¿Sobrará entonces la creación de una tercera pista? Ni Mario Otero ni Alberto Martín se decantan abiertamente. Reiteran que habrá que ver cómo evoluciona el negocio aéreo y subrayan que de nada vale contar con un aeropuerto gigantesco si después la isla que lo tiene no está en condiciones, por ejemplo, de ofrecer camas turísticas al hipotético aumento del tráfico de pasajeros. De hecho, subrayan que seguramente todos los mostradores de facturación nuevos, controles de seguridad y puertas de embarque que se están creando ahora no se pondrán en funcionamiento al mismo tiempo, sino que se activarán en función de cómo evolucione esa demanda.

Un pasajero cuarentón, que viaja casi 4 veces al año y casi siempre en familia

Cuando se tiene entre manos casi diez millones de viajeros al año, el control de datos se convierte en una fuente de información de gran valor, en especial para las 600 empresas que trabajan relacionadas con el aeropuerto de Gran Canaria. La disección de esos datos ofrece un perfil del pasajero tipo: una persona que realiza casi cuatro viajes al año, que normalmente se mueve acompañado de su familia y cuya franja de edad mayoritaria está entre 30 y 49 años (43%). Con un 20% aparecen las horquillas entre quienes tienen de 15 a 29 años y también entre 50 y 64 años.

El 64% de esos pasajeros hace un viaje vacacional, lo que da dimensión de la importancia del turismo en la actividad del aeropuerto. El 15% lo hace por negocios y un 16% para visitar a familiares o amigos. El 56% de los usuarios de la terminal son extranjeros y por sexos hay una ligera mayoría de hombres (53% frente a un 47%). Una vez que llegan a Gran Canaria, el 46% de los usuarios que pasan por Gando se alojan en un hotel; el 31% accede a la terminal en una guagua del turoperador con quien contratan las vacaciones y solo el 18% va en taxi -precisamente el tipo de transporte que más conflicto genera con el pulso entre los  profesionales-.

En cuanto a las conexiones aéreas, las que se realizan con otros aeropuertos del territorio nacional son mayoritarias, con el 59,72%, pero conviene aclarar que en ese porcentaje se incluyen los movimientos interinsulares. Frente a los 59.952 conexiones aéreas realizadas en el año 2012 con otras terminales españolas, con Alemania fueron 9.521; le siguió el Reino Unido con 5.762 . Los siguientes en la lista son países nórdicos, un mercado en continuo aumento y que despierta gran interés entre los empresarios turísticos por su alto poder adquisitivo y la fidelidad de los viajeros, que suelen repetir con mucha frecuencia su destino vacacional.

Por aerolíneas, el primer puesto en pasajeros lo mantiene Binter, con 1,5 millones en 2012; segunda fue Ryanair, con 1,1 millones, casi el doble que la tercera, que fue Air Europa con 658.016, La cuarta plaza se la llevó Iberia, con 633.263.

Canarias7, 18-11-2013

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