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La Voz de Gran Canaria

La ideología fascista de ATI

La ideología fascista de ATI Pedro Brenes

Por si a alguien le quedaba alguna duda sobre la relación directa entre los repugnantes editoriales del periódico El Día y la verdadera ideología de la Agrupación Tinerfeña de Independientes, partido hasta ahora hegemónico en Coalición Canaria, el Congreso Insular de CC en Tenerife ha sido el escenario de un aquelarre fascista y racista, muy propio de los caciques franquistas y los señoritos de familia falangista que forman el núcleo ideológico dominante de ATI.

Los que pensaban que las alabanzas al dictador militar genocida Franco del editor del diario El Día, junto a sus proclamas xenófobas, el alarde de sus amistades castrenses y sus diatribas anticomunistas, respondían a las manías de un anciano senil, habrán comprobado ahora con las declaraciones de Isaac Valencia que el origen y la esencia fascistas de estos “nacionalistas” de extrema derecha, se manifiesta inevitablemente en cuanto se les presenta la oportunidad de apelar a los más primitivos instintos de las capas más atrasadas de la población, para orientarlas hacia el temor y el odio a los trabajadores extranjeros.

Tampoco es casual que en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, cuya corporación municipal ha estado controlada por ATI desde hace muchos años, se reúna el mayor número de homenajes a los fascistas españoles. Empezando por el propio dictador al que le dedican la Rambla y un espectacular monumento escultórico, hasta sus colaboradores más directos y los ideólogos del genocidio franquista Mola, Sanjurjo, Primo de Rivera, etc.

Los concejales de ATI en el ayuntamiento de Santa Cruz, como dignos herederos políticos de los asesinos de las brigadas del amanecer, se han opuesto siempre a todas las propuestas de limpiar el callejero de la ciudad de las muestras de enaltecimiento al régimen fascista, terrorista y criminal instaurado por los golpistas hace setenta años.

Las afirmaciones xenófobas y racistas de Isaac Valencia no son fruto de la improvisación ni el resultado de un lapsus en su intervención ante el Congreso Insular. Ninguno de sus correligionarios presentes expresó su desacuerdo ni su rechazo, y él mismo se ha ratificado al presentar de nuevo al “moro” como un peligro, hablando de la posibilidad de una invasión marroquí y comparando a nuestros vecinos con los antiguos piratas, olvidando las “cabalgadas” que desde las Islas se organizaban contra los pobladores de la cercana costa marroquí para la captura y la posterior venta de esclavos.

Y de nada sirve que Paulino Rivero intente arreglarlo, dándole en el fondo la razón, calificando sus declaraciones de “desafortunadas” o “exageradas”. Posiblemente demasiado sinceras para un Presidente de gobierno colaboracionista con el colonialismo español y el imperialismo europeo, muy debilitado después del desastre del Congreso de Coalición Canaria.

No debemos olvidar, no obstante, que la extrema derecha fascista y racista de Tenerife, reconvertida de franquista y falangista en “demócrata de toda la vida” con la UCD y, después, en ATI y Coalición Canaria, nunca hubiese llegado tan lejos sin la colaboración de los socialcristianos y los desertores excomunistas hoy reunidos en el “nacionalismo de centroizquierda” de Nueva Canarias.

Traidores a la clase obrera como Román Rodríguez, José Carlos Mauricio o Marcelino Galindo, beatos meapilas que presumían de la “teología de la liberación” y de la “justicia social cristiana” como Aureliano Francisco Santiago, y representantes de la burguesía de Las Palmas como Olarte Cullen, pactaron con los fascistas tinerfeños y, entre todos, parieron el engendro del nacionalismo burgués teatral, llorón y chantajista a cuyo declive definitivo asistimos en estos momentos.

Y aunque los líderes de PSOE tienen razón al afirmar que las palabras de Isaac Valencia son una muestra de la descomposición política de Coalición Canaria, incapaz ya de mantener las formas ni de disimular su verdadero rostro reaccionario, también sabemos que los falsos socialistas españoles defienden y practican, desde su gobierno en Madrid, la política racista, hipócrita e interesada de la Unión Europea de criminalizar a los trabajadores inmigrantes, encerrarlos en campos de concentración durante meses y expulsarlos sin contemplaciones después de, en muchos casos, haberse aprovechado de su fuerza de trabajo y de utilizarlos como mano de obra barata y sin derechos, y para forzar a la baja los salarios de los trabajadores europeos.

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