A partir de lo ocurrido esta semana, el ministro López Aguilar entra de lleno en la lista negra de ATI
REBECA CHACÓN
Vaya por delante que, como a todos, me cuesta mucho reconocer que la semana pasada me equivoqué de cabo a rabo. Como rectificar es de sabios (¡ojo, no aspiro a ello!) lo voy a hacer sin rubor, con claridad y sin rodeos: socialistas y nacionalistas no siguen un guión de película para escenificar su ruptura. No, no y no. La aparición en escena del juez Garzón esta semana ha dejado claro que se trata más bien de un culebrón venezolano, de esos que se escriben día a día, improvisándo según vayan los acontecimientos.
Si de repente sale de la nada un hijo ilegítimo que el señorito tuvo con la criada hace veinte años, los nacionalistas rompen las hojas del diálogo y reaccionan gritando a los cuatro vientos que la culpa es de Gran Canaria. Que Carlos Alberto proclama en plena fiesta familiar que está enamorado de Juana María, pues surgen los históricos de ATI para recordar que los fiscales bailan al ritmo de la batuta del remalo del ministro Juan Fernando López Aguilar.
Porque una cosa es que los socialistas presenten enmiendas diabólicas al Presupuesto y otra que se metan con cosas intocables. Es en ese momento cuando los dirigentes de ATI vuelven de las catacumbas y salen en procesión en «defensa de Tenerife», la isla que «vuelve» a ser atacada por los canariones, por Madrid y por todo el que ponga en duda la honrabilidad del alcalde de Santa Cruz de Tenerife.
En este nuevo episodio del culebrón, la rueda de prensa convocada por Zerolo con Paulino Rivero y Manuel Hermoso en primera fila marca un antes y después. Los abrazos ante las cámaras, las palabras de apoyo y las acusaciones a diestro y siniestro suponen un grito de guerra dirigido a todo el que pretenda acosar a ATI: ¡el insularismo no ha muerto!
En un sólo acto, la plana mayor de la Agrupación Tinerfeña Independiente hizo añicos los miles de discursos con que Adán Martín ha regado el Archipiélago durante toda la legislatura vendiendo «una tierra única». Zerolo echó la culpa de todos sus males a Gran Canaria y Madrid por querer manchar el buen nombre de Santa Cruz de Tenerife. Para el alcalde, la capital tinerfeña es él mismo y Tenerife es ATI.
La reacciónde la cúpula del partido tinerfeño al auto de Garzón conlleva además un cambio de rumbo radical en CC. Hasta ahora, el ministro de Justicia era sólo la bestia de los nacionalistas de Gran Canaria con los que tenía que batirse el cobre en las elecciones del próximo año. A partir de lo ocurrido esta semana, López Aguilar entra de lleno en la lista negra de ATI, una circunstancia que complica más si cabe la posibilidad de un pacto poselectoral entre CC y PSC. Ambos detalles (la vuelta al insularismo de ATI y la cara en la diana del ministro) hacen añicos el guión pactado y convierte el futuro en una ruleta rusa. ¡Hagan juego, señores!
Información de: Canarias7, 9-12-2006
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