Carta abierta al señor presidente de la Unión Europea
DANIEL GARZÓN LUNA
Como es bien sabido, las migraciones de los pueblos se han producido en el curso de la Historia desde que el ser humano pobló la Tierra. Estos desplazamientos de individuos de unos puntos hacia otros puntos de su geografía fueron motivadas casi siempre por pura supervivencia, es decir, tribus o pueblos que a falta de lo sustancial para vivir se dislocaban hacia otras latitudes en la búsqueda de un mejor vivir, de un mejor futuro.
En la actualidad el mundo entero está viviendo por aquí y por allá una migración o desplazamiento masivo y continuado de millones de sus habitantes que recurren a cualquier medio a su alcance en busca de paraísos, para ellos soñados, que suelen ser los países ricos de Occidente. Estas son realidades que están ahí y no son suposiciones, tanto si tocamos las fronteras de los EE.UU. de América con México, como si se tocan las de Italia y Centro Europa con los países del Este o si se contempla el flujo de inmigrantes que diariamente llegan a las Islas Canarias procedentes de Africa. En este último caso el movimiento migratorio de Africa hacia Canarias como puerta de entrada en la Europa Comunitaria está adquiriendo los síntomas de éxodo, y es precisamente de esta puerta Sur de esa Europa, Canarias, desde donde recibe usted, señor Presidente, este grito desgarrador de un ciudadano canario reclamando solidaridad a la comunidad europea para afrontar este enorme flujo de inmigrantes y Canarias pueda seguir dándoles esa inexcusable asistencia, especialmente sanitaria, que merece cualquier persona en cualquier rincón del mundo que expone su vida en busca de una vida mejor.
Expuesto el preámbulo que me lleva a dirigirle esta carta abierta, paso a continuación a exponerle lo que ruego y exijo al presidente de todos los europeos comunitarios, dentro del derecho que me confiere el ser ciudadano de esa comunidad:
La avalancha de inmigrantes africanos que buscan con desesperación el entrar en la Comunidad Europea a través de la puerta más cercana al área subsahariana, Canarias, no son propiedad exclusiva de Canarias por la simple razón que para ellos Canarias es sólo el primer escalón que, una vez superado, les abra el camino hacia ese paraíso soñado por cuyo objetivo se meten en el Océano Atlántico en embarcaciones llamadas pateras o cayucos que ni siquiera son aptas para cruzar una laguna en un día de tormenta. Las posibilidades de perder la vida en el intento son altísimas, pero, no obstante, lo siguen intentando e incluso hay algunos de ellos que lo han vuelto a intentar varias veces después de haber sido devueltos a sus respectivos países de origen, entre ellos mujeres embarazadas. Esta determinación por parte de esas personas demuestra sin la mínima duda que el flujo de inmigrantes africanos hacia Canarias seguirá aumentando sin cesar, día a día. Toda esta masa de individuos que escogen el escalón canario para entrar en Europa no son propiedad canaria ni, incluso, española; son propiedad de esa comunidad rica, para ellos el paraíso soñado, que se denomina la Europa Comunitaria, y, como bien lo define la palabra comunitaria, es la nación de todas las naciones que la componen y dicha nación está en la inexcusable obligación de acudir allí donde haya fuego que apagar dentro de sus fronteras y apagarlo con la inexcusable participación de todas las naciones que la forman. Ese es el significado y el supuesto fin de la constitución de esa unión de naciones: compartir lo bueno y lo malo de un destino común.
¿Un destino común? Sí, eso es lo que hemos elegido los ciudadanos de esa unión de naciones y ese destino es compartido. Por tanto, no es de recibo -y somos muchísimos los ciudadanos canarios que no admitimos ni aceptamos- que la Europa comunitaria se inhiba e ignore y se limite a discursos grandilocuentes para la galería, con alguna tibia actuación para cubrir expediente, sobre el sangrante problema que significa para Canarias el prestar la inexcusable ayuda humanitaria que precisa esa ingente entrada diaria de inmigrantes, necesitados en su gran mayoría de una atención sanitaria urgente debido a los estragos que les origina la travesía del océano de la costa africana hasta Canarias en pateras. Esta asistencia, tanto sanitaria como en los demás aspectos, la reciben sin ningún tipo de reserva por parte de las autoridades y organizaciones humanitarias canarias. Consecuentemente, Canarias se encuentra en una situación en que con sus escasos dos millones de habitantes afronta económicamente y materialmente un flujo de inmigrantes que corresponde soportar a una comunidad de 453 millones, es decir, a toda la Unión Europea, ya que no son un problema exclusivo de Canarias y el resto de España sino de toda la Comunidad Europea. Si bien es cierto que España aporta a Canarias un relevante apoyo como parte integrante de su territorio, no es menos cierto que la eficacia de ese apoyo y la cuantía se ve eclipsado con demasiada frecuencia por la falta de la suficiente sintonía política. Madrid no cumple del todo con sus obligaciones de apoyo para con Canarias en la dramática situación en que esta comunidad se encuentra con relación al flujo de inmigrantes.
Ha lugar a añadir que la sanidad canaria se encuentra al borde del colapso porque, además del flujo de inmigrantes que necesitan una urgente asistencia, asistencia que reciben, hay que sumarle otro flujo de pensionistas comunitarios que pasan en Canarias largas temporadas, visitantes que son más que bienvenidos y deseados pero que, haciendo uso del derecho que les confiere los acuerdos de reciprocidad de prestación de servicios sanitarios de la Comunidad Europea, son clientes fieles y asiduos del Servicio de Salud canario. Esta es una sobrecarga de los servicios de sanidad canarios que deben ser tenidos muy en cuenta tanto por Madrid como por la Unión Europea a la hora de dar el apoyo necesario e incuestionable que deben dar a Canarias.
Así las cosas por Canarias, señor presidente de la Europa comunitaria, este ciudadano canario reclama a usted, como primer representante de todos los ciudadanos comunitarios, ponga en marcha con la premura que la gravedad de la situación requiere las iniciativas pertinentes, tanto en el plano económico como en el de medios materiales y en la cuantía necesaria según la magnitud del problema, a aportar por todas las naciones de la comunidad, de forma que no descanse únicamente sobre los hombros de Canarias y el resto de España el asistir esta avalancha permanente de inmigrantes. Huelga el mencionar que ese apoyo no puede ser puntual sino continuado ya que la solución del problema pasa por una operación de ayuda a gran escala por parte de los países ricos a los países de Africa en extrema pobreza, ayuda que sólo paliarán los flujos migratorios de esos países a muy largo plazo.
Señor Presidente, Canarias, parte integrante de la Union Europea dentro de España, necesita a Europa; no puede ser dejada a su suerte ante un drama humano de tal magnitud.
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