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La Voz de Gran Canaria

La venganza de Don Pepito

La venganza de Don Pepito

Todo Tenerife está pendiente del juicio civil que se celebrará en Santa Cruz de Tenerife como consecuencia de la demanda de "protección del honor" interpuesta por el furibundo enemigo de Gran Canaria (para él sólo tenemos derecho a que nos llamen "L.Palmas") y editor-director-propietario del rotativo El Día, José Rodríguez Ramírez (más conocido como "Don Pepito") contra el periodista Carlos E. Rodríguez, veterano profesional que, entre otras muchas actividades, publica sabrosos comentarios liberales en la prensa regional.

"Don Pepito", como se le conoce en muchísimos ambientes políticos y empresariales canarios, demandó a Rodríguez por un artículo que publicó en Diario de Avisos en 2004 contando cómo fueron las negociaciones llevadas a cabo en la década de los noventa para la adquisición del señero periódico tinerfeño por parte del Grupo Zeta, entonces presidido por el ya desaparecido Antonio Asensio. Carlos E. Rodríguez bebió de las mejores fuentes para contar cómo fueron aquellas frustradas negociaciones, básicamente porque él mismo fue testigo, entre otras, de una reunión decisiva en el hotel Mencey.

La demanda de Don Pepito gira en torno a un fundamento que tiene su lógica por tratarse de quien se trata: asegura que Carlos E. Rodríguez ha mermado su honor al poner en duda su amor por Tenerife. Es decir, que el mero hecho de haberse planteado vender El Día, santo y seña del tinerfeñismo profundo, estrella y guía de la auténtica Nivaria, era tanto como renunciar a los principios que cada día inspiran su línea editorial.

Para más inri, el artículo apareció publicado en el Diario de Avisos, periódico con el que El Día ha mantenido más de una refriega pública por un quítame allá esos ejemplares, esa medalla de Tenerife, ese coleccionable o tú serás el decano, pero yo atesoro las esencias. El caso es que la negociación para la compra-venta existió, igual que existieron varias renuiones, del mismo modo que se celebró el encuentro en una suite del Mencey. Allí hubo testigos de lo hablado, y de cómo don José renunció a un suculento cheque que ya estaba extendido no sin antes afirmar, cuando estuvo a punto de coger las perras, que temía dar un enorme disgusto a su mujer.

Los estudiantes de Derecho deberían estudiar la demanda interpuesta por don Pepito ante este presunto ataque a su honor, que está en su derecho a defender cada vez que lo considere. Pero, la verdad, algunos de sus argumentos no tienen desperdicio. El demandante reclama a Carlos E. Rodríguez una indemnización de 18.000 euros, entre otras razones, porque también se ha atendado contra el honor de su fallecida esposa por haberse recogido en el artículo de marras la expresión comentada anteriormente sobre el disgusto que le provocaría la venta de El Día. Pero más retorcida parece la pretensión de don José de cabrearse con el articulista por haber elogiado al empresario Pedro Modesto Campos, también fallecido, y presidente del consejo de administración de Diario de Avisos en el momento en que se negociaba la frustrada compra-venta de El Día. En su demanda, el editor de este último diario pretende sostener que elogiar a Modesto es despreciarle a él.

El honor en su quintaesencia.

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