ATI-CC financia al periódico antigrancanario El Día a través del Cabildo de Tenerife
Ha sido estrambótica noticia esta semana la atolondrada petición del periódico El Día de castrar el nombre de Gran Canaria a mayor gloria del tinerfeñismo más ultra. Con desigual contundencia o timidez, los líderes de ATI han salido a desmarcarse de la extravagancia de don José Rodríguez Ramírez, director-editor de la cosa, al que con una mano niegan y con la otra jalean para que mantenga viva la llama de la Nivaria profunda.
Esa llama no sólo se alimenta de reconocimientos públicos y medallas de oro, diplomas y metopas, sino también a través del vil metal. Y el hecho que lo demuestra es que ha caído en nuestras manos un decreto firmado el 17 de diciembre de 2001 por Ricardo Melchior, íntimo amigo de Soria (dicen) y presidente del Cabildo de Tenerife, en el que se refleja la concesión de una subvención directa y sin pasar por la casilla de salida de 40 millones de pesetas (aproximadamente 240.000 euros, lo que atestigua el chorro de dinero que el Cabildo nivariense recibe de las famosas partidas innominadas del Gobierno "canario") a nada menos que la Editorial Leoncio Rodríguez, la de don José. Con los informes técnicos en contra por conculcar la Ley de Contratos, Melchior ayudaba de ese modo a El Día para un coleccionable titulado "Biblioteca Canaria".
Un lector muy avisado nos ha mandado dos recortes de ese diario a página completa en los que aparece anunciada la colección y el éxito que obtuvo. En uno de esos anuncios se comprueba que, además del Cabildo tinerfeño, patrocinaba la colección Unelco, la eléctrica maldita en la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Menos para retratarse, claro. En el otro se da cuenta de cómo se agota el invento. El caso es que, además de esta aportación de dinero público, El Día completaba el negocio cobrando a sus lectores por cada entrega la cantidad de 150 pesetas, es decir, treinta duros de los de antes, noventa céntimos de los de ahora. Hagan cuentas: 450.000 tomitos a 150 pesetas, sesenta millones de pesetas. No está mal, ¿verdad?
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