El Dedo de Dios ya no señala a Gran Canaria
JOSÉ A. ALEMÁN
A Gran Canaria ya no la señala el Dedo de Dios. Su caída es alegoría dolorosa de la reculada de la isla tras su desvertebración política a manos del tándem Mauricio-Soria. El tándem acabó al ganar Zapatero las elecciones y quedarse Soria sin el apoyo del Gobierno central, principal activo que aportaba a la comandita; pero no cesaron por ello sus efectos perversos.
Entre esos efectos, la situación de La Caja, dañada por la ferocidad mauriciana desde los días de Juan Marrero Portugués a esta parte; la no menos inquietante del depauperado Puerto de La Luz y el bloqueo político general del Cabildo soriano, enemistado con Madrid, con el Gobierno autonómico y buen número de alcaldes y colectivos.
El bloqueo lo agrava que Soria no supiera leer las señales del cielo al romperse el tándem; a pesar de acercársele seis escalones. Se emperró con proyectos no consensuados, sospechosos de ilegalidad o contaminados de especulación; los que hubiera impuesto de seguir el PP en el Gobierno central; desde La Gran Marina al derribo del Estadio Insular, Arinaga, el concurso eólico, la todavía no aclarada compra de La Favorita, el asalmonado proyecto de Anfi Tauro, etcétera.
Y por debajo de los grandes proyectos para epatar a los electores, temas más locales vinculados al bloqueo. Como las obras del Pérez Galdós, del viejo Avellaneda y de las Casas Consistoriales de Santa Ana; precedentes de demoras que nos hacen temblar ante los trabajos de reordenación de la desembocadura del Guiniguada. Y aún quedan indicios de indigencia gestora en Martín Freire, los enfermos mentales, el rápido deterioro de las instalaciones de La Ballena o la precariedad de medios de la Policía Local de Las Palmas. La desvertebración propiciada por los intereses del tándem explica el silencio de la sociedad grancanaria, desposeída de referentes institucionales y de alternativas fiables.
El origen de todo, insisto, fue el intento del tándem Mauricio-Soria de controlar los resortes políticos y económicos instalando una hidra de adictos a la mediocridad rentable. Comenzaron con la designación de un pequeño núcleo de empresarios que respaldaran, a cambio del favor, la colocación de hombres de paja en puntos estratégicos hoy a mal traer, como La Caja o la Autoridad Portuaria; en las patronales y en la Cámara de Comercio. En ese esquema tenían su papel el Icfem por su capacidad clientelar y un sistema de represalias contra los disidentes. Así, perdió el norte la patronal CCE, incapaz de contener la creciente audacia de la pata ática del llamado clan de la avaricia.
En la vertiente política, el tándem apostó por ATI, a la que venía bien para sus planes la complicidad de Mauricio y Soria en la voladura de CC Gran Canaria. Una desvertebración generalizada, en fin, que sumió a la isla en el desconcierto, la impotencia y la resignación. Muchos han depositado sus esperanzas en 2007, a ver si las urnas hacen el milagro. Pero es cierto que cada pueblo tiene lo que merece y aquí hemos consentido tanto que nos merecemos lo que hay.
Perdimos el Dedo de Dios y sólo nos queda el puño que no señala dirección alguna.
0 comentarios