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La Voz de Gran Canaria

El cerco de Ceuta y Melilla

El cerco de Ceuta y Melilla ÁNGEL TRISTÁN PIMIENTA

En política internacional las casualidades suelen ser el resultado de una estrategia. O de una táctica. Pero no son, habitualmente, consecuencia del simple azar. ´Suena muy raro´, en unos tiempos en que hasta los niños se enteran gracias a los programas infantiles de la televisión de que los Reyes son los padres, que en vísperas de la VII Cumbre Hispano Marroquí, a la que asisten el presidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, y su homólogo marroquí Driss Jetú, se sucedan las avalanchas de inmigrantes subsaharianos en el perímetro de Ceuta y Melilla.

Si Ceuta y Melilla estuviesen en el Océano Índico, no habría ninguna razón para involucrar al Reino de Marruecos en la falta de control de los ´sin papeles´ en su territorio. Pero es obvio que Rabat, que es un régimen con una policía y un servicio secreto muy activo y, para lo suyo, muy competente, no ha hecho sus deberes. Ante los primeros indicios de que grupos de extranjeros que han entrado irregularmente en el país por las fronteras del sur se preparaban, desde improvisados pero conocidos campamentos, para ´asaltar´ las dos ciudades autónomas españolas, lo normal entre dos Estados que mantienen oficialmente buenas relaciones, sería colocar unos efectivos de interposición para evitar el salto de las alambradas.

La reacción de Rodríguez Zapatero ha sido tajante: sin echar las culpas a su invitado en los Reales Alcázares de Sevilla - un delicado detalle diplomático el emplazamiento elegido- ha ordenado que el Ejército colabore de inmediato con la Guardia Civil en la protección fronteriza. Una contribución que presentará algunos problemas técnicos de acoplamiento, por las propias características de armamento y mando de las FAS, pero que pueden ser solventados con rapidez y eficacia. No hay que olvidar que las Fuerzas Armadas españolas tienen en su haber brillantes intervenciones en operaciones humanitarias y de mantenimiento de la paz en todos los continentes,
y que han ganado merecida fama de buenos colaboradores de la Secretaría General de la ONU. Ese historial les capacita para intervenir en cuestiones como las planteadas en Ceuta y Melilla y, en un sentido más amplio, en la lucha, pues puede llamarse así a estas alturas, contra la masiva inmigración ilegal. En varias ocasiones se ha planteado que los medios, pocos y dispersos, existentes en Canarias, precisaban del necesario complemento
de la Armada y de la Aviación, por lo menos hasta la creación de ese imprescindible Servicio Nacional de Guardacostas, que unifique compartimentos diversos y genere enriquecedoras sinergias. Toda energía tiene que ser aprovechada. No se puede perder ni un vatio por las rendijas.

El constante flujo de pateras que soporta el Archipiélago Canario tiene varias secuelas: la más importante, desde luego, es que las ´puertas abiertas´ provocarían una presión insostenible en unas Islas sin capacidad de digestión de una masa ingente. Ingente, porque desde hace años los expertos, como los de Cruz Roja Internacional, certifican que el número de candidatos preparados para dar el salto crece cada día y hay que situar en "varios cientos de miles". Pero además hay otras repercusiones, psicológicas y políticas. La imagen de un Archipiélago, o de las dos antiguas ´plazas de soberanía´ en el Mediterráneo norteafricano, sin capacidad de controlar la entrada de foráneos produce dos con secuencias añadidas: una sensación de inseguridad y desconfianza por parte de la UE, y un ´efecto llamada´ que lleva a millones de africanos deseosos de abandonar la desesperanza a pensar que aun les queda una posibilidad de entrar en el paraíso.

No es verdad que Europa permanezca insensible ante las desgracias africanas. Es el gran contribuyente mundial a su desarrollo. Pero todas las cantidades dinerarias o crediticias son una gota de agua en el océano. Sin la implicación de los propios países, la contribución occidental será agua en un saco. ¿Cómo se puede plantear ayudar a Nigeria que es uno de los grandes productores mundiales de petróleo, a su vez incapaz de producir bienestar y estabilidad en su entorno? Sin embargo hay que persistir en las distintas vías: la aduanera, las repatriaciones, las inversiones para el fomento económico en origen, y la multilateralidad entre naciones, continentes y culturas, lo que ahora se quiere definir como ´Alianza de Civilizaciones´.
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