La locomotora, madre
JOSÉ A. ALEMÁN
Adán Martín y Ricardo Melchior están tan exultantes con la conversión de Tenerife en locomotora del archipiélago que no paran de proclamarla. Es lógico ya que refleja el triunfo político-económico de su partido. Pero una cosa es la propaganda y dos cosas lo que hay.
Un lector envió el otro día datos del Banco de España que reflejaban la sorprendente escalada de Tenerife que en un solo año, de 2003 a 2004, acortó en un 90% la considerable diferencia que le sacaba la provincia de Las Palmas por depósitos bancarios.
Ya les dije que esa diferencia es buen índice para tener idea de cómo vamos. Según los datos del Banco de España, si nos atenemos sólo a los depósitos a plazo, los que suelen utilizar los ahorradores, los ciudadanos de Las Palmas, al decir de nuestro comunicante, están tirando de sus ahorros para hacer frente a los gastos corrientes; lo que, además de indicar la reducción de ingresos familiares, puede llevar a un retroceso notable del consumo familiar, que comienza a notarse a simple vista y que es capaz de frenar la locomotora vecina. Algo que debería preocupar a Adán Martín, si viera más allá de Anaga.
Otro punto de observación de la realidad económica es la recaudación estatal de impuestos. Aquí la locomotora no ha calentado lo suficiente. No se entiende (o se entiende demasiado) que con una población más o menos igual (superior la de Tenerife, dicen últimamente) y unas economías de porte parecido haya tanta diferencia por provincias en el rendimiento de los impuestos del Estado. A favor (o en contra, según se mire) de Las Palmas.
Para el Servicio de Auditoría Interna de la Agencia Tributaria, la recaudación total en 2004 de los impuestos directos arrojó en Tenerife 600.750.000 frente a los 986.387.000 de Las Palmas. De ellos, por IRPF obtuvo de Tenerife 449.249.000 por 769.427.000 de Las Palmas. En este impuesto, no obstante, Tenerife tuvo un ligero incremento recaudatorio del 0,2% respecto al 2003, mientras que la recaudación de Las Palmas bajó un 6,0%. Lo que equivale a un descenso en Las Palmas de 50.465.000 frente a una subida tinerfeña de 863.000 , lo que no da ni para carbón. Otro aviso a los fogoneros. Por Impuesto de Sociedades, Tenerife recaudó 132.061.000 y 176.082.000 Las Palmas.
El capítulo de la imposición indirecta fue por el estilo: Las Palmas recaudó el año pasado 60.815.000 y Tenerife 34.293.000 . En resumidas cuentas, sumando todos los impuestos, el Estado sacó de Las Palmas 1.057 millones de euros por 641 millones de Tenerife. Esto es lo que debería ocupar a los empresarios y no agarrarse a las estrictas inversiones que hacen de coartada y son menos indicativas.
La conclusión es evidente: en la provincia de Las Palmas la presión fiscal del Estado es superior. Bueno, diría que la presión es igual, pues rigen los mismos impuestos. Misterio. No se entiende qué extraña ley física hace que la isla más grande, más poblada, con mayor renta familiar, un pedazo de locomotora, ya digo, quede por debajo de Gran Canaria, que es la tercera isla y bajando a peor, don Pepito dixit. En tiempos de los romanos eso era explotación de las provincias africanas sometidas; hoy es equilibrio exquisito y bastante caradura autonómica.
En cuanto a los arbitrios regionales, ya saben que la recaudación por islas es el secreto mejor guardado desde que ATI se apalancó la Consejería de Hacienda. A falta de esos datos, que son negados sistemáticamente hasta a los estudiosos, los expertos consideran que las diferencias serán por el estilo ya que, al menos en lo que se refiere al IRPF y Patrimonio, hay proporcionalidad respecto a lo que pagamos al Estado.
La provincia de Las Palmas, está claro, paga por impuestos bastante más que Tenerife. Y no me vengan con vainas pleitistas e insularistas para impedir que se digan estas cosas. Los responsables son quienes gobiernan, no el tinerfeño de a pie, el de los niveles de renta medios y bajos que, me da, paga lo que le corresponde porque no tiene los medios para escaquearse de que disponen los de arriba. En cuanto a mí, me despido para tomarme unas vacaciones de quince días; no los treinta que podía permitirme cuando Gran Canaria iba de locomotora.
Ahora somos más pobres los grancanarios. Y me voy preguntándome si es nuestro sino que la mejoría de una isla suponga la depauperación de la otra. Y si no es más cierto que el éxito del núcleo político-económico que manda en Canarias y que tanto celebran Adán y Melchior ha sido resultado, en buena parte, del machaqueo inmisericorde a Gran Canaria por quienes tienen las decisiones políticas y económicas.
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Adán Martín y Ricardo Melchior están tan exultantes con la conversión de Tenerife en locomotora del archipiélago que no paran de proclamarla. Es lógico ya que refleja el triunfo político-económico de su partido. Pero una cosa es la propaganda y dos cosas lo que hay.
Un lector envió el otro día datos del Banco de España que reflejaban la sorprendente escalada de Tenerife que en un solo año, de 2003 a 2004, acortó en un 90% la considerable diferencia que le sacaba la provincia de Las Palmas por depósitos bancarios.
Ya les dije que esa diferencia es buen índice para tener idea de cómo vamos. Según los datos del Banco de España, si nos atenemos sólo a los depósitos a plazo, los que suelen utilizar los ahorradores, los ciudadanos de Las Palmas, al decir de nuestro comunicante, están tirando de sus ahorros para hacer frente a los gastos corrientes; lo que, además de indicar la reducción de ingresos familiares, puede llevar a un retroceso notable del consumo familiar, que comienza a notarse a simple vista y que es capaz de frenar la locomotora vecina. Algo que debería preocupar a Adán Martín, si viera más allá de Anaga.
Otro punto de observación de la realidad económica es la recaudación estatal de impuestos. Aquí la locomotora no ha calentado lo suficiente. No se entiende (o se entiende demasiado) que con una población más o menos igual (superior la de Tenerife, dicen últimamente) y unas economías de porte parecido haya tanta diferencia por provincias en el rendimiento de los impuestos del Estado. A favor (o en contra, según se mire) de Las Palmas.
Para el Servicio de Auditoría Interna de la Agencia Tributaria, la recaudación total en 2004 de los impuestos directos arrojó en Tenerife 600.750.000 frente a los 986.387.000 de Las Palmas. De ellos, por IRPF obtuvo de Tenerife 449.249.000 por 769.427.000 de Las Palmas. En este impuesto, no obstante, Tenerife tuvo un ligero incremento recaudatorio del 0,2% respecto al 2003, mientras que la recaudación de Las Palmas bajó un 6,0%. Lo que equivale a un descenso en Las Palmas de 50.465.000 frente a una subida tinerfeña de 863.000 , lo que no da ni para carbón. Otro aviso a los fogoneros. Por Impuesto de Sociedades, Tenerife recaudó 132.061.000 y 176.082.000 Las Palmas.
El capítulo de la imposición indirecta fue por el estilo: Las Palmas recaudó el año pasado 60.815.000 y Tenerife 34.293.000 . En resumidas cuentas, sumando todos los impuestos, el Estado sacó de Las Palmas 1.057 millones de euros por 641 millones de Tenerife. Esto es lo que debería ocupar a los empresarios y no agarrarse a las estrictas inversiones que hacen de coartada y son menos indicativas.
La conclusión es evidente: en la provincia de Las Palmas la presión fiscal del Estado es superior. Bueno, diría que la presión es igual, pues rigen los mismos impuestos. Misterio. No se entiende qué extraña ley física hace que la isla más grande, más poblada, con mayor renta familiar, un pedazo de locomotora, ya digo, quede por debajo de Gran Canaria, que es la tercera isla y bajando a peor, don Pepito dixit. En tiempos de los romanos eso era explotación de las provincias africanas sometidas; hoy es equilibrio exquisito y bastante caradura autonómica.
En cuanto a los arbitrios regionales, ya saben que la recaudación por islas es el secreto mejor guardado desde que ATI se apalancó la Consejería de Hacienda. A falta de esos datos, que son negados sistemáticamente hasta a los estudiosos, los expertos consideran que las diferencias serán por el estilo ya que, al menos en lo que se refiere al IRPF y Patrimonio, hay proporcionalidad respecto a lo que pagamos al Estado.
La provincia de Las Palmas, está claro, paga por impuestos bastante más que Tenerife. Y no me vengan con vainas pleitistas e insularistas para impedir que se digan estas cosas. Los responsables son quienes gobiernan, no el tinerfeño de a pie, el de los niveles de renta medios y bajos que, me da, paga lo que le corresponde porque no tiene los medios para escaquearse de que disponen los de arriba. En cuanto a mí, me despido para tomarme unas vacaciones de quince días; no los treinta que podía permitirme cuando Gran Canaria iba de locomotora.
Ahora somos más pobres los grancanarios. Y me voy preguntándome si es nuestro sino que la mejoría de una isla suponga la depauperación de la otra. Y si no es más cierto que el éxito del núcleo político-económico que manda en Canarias y que tanto celebran Adán y Melchior ha sido resultado, en buena parte, del machaqueo inmisericorde a Gran Canaria por quienes tienen las decisiones políticas y económicas.
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