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La Voz de Gran Canaria

Los desequilibrios del "cementador mayor" de Canarias

Los desequilibrios del "cementador mayor" de Canarias SANTIAGO RIVERO

Érase una vez un empresario del ramo de la construcción, “cementador mayor de Canarias”, oriundo de la Gomera y afincado en Tenerife, donde ostenta una presidencia patronal. Por segunda vez en poco tiempo he leído una reiterativa entrevista en la prensa en la que el citado constructor afín a ATI se lamenta de los atrasos en obras –de 10 años, al menos- de la isla nivariense respecto de la canariense. Mas, cuando se le pide por el entrevistador que concrete ese déficit lamentado, únicamente los sitúa en el puerto de Granadilla (“superpuerto”) y en el anillo insular de carreteras, pretensiones absolutamente recientes, después de acumular el mayor número de kilómetros de autopistas de todo el archipiélago (dos de largo recorrido, la TF-1 y la TF-5).

Además, cuentan con dos aeropuertos, el mayor número de edificios universitarios conseguidos a cambio de permitir la universidad canariense, una serie de otros puertos con proyecto (Playa de San Juan, Alcalá), el mayor número de costosos y ostentosos edificios públicos pagados también con dinero regional (auditorio, recinto ferial, Presidencia del Gobierno, Palacio de Congresos del Sur), más otros proyectos a los que el entrevistado no ha incluido como déficit insulares, pero que los incluirán en breve como agravios, tales como: la vía de cornisa de salida de Santa Cruz hacia La Laguna por su lado norte, la autopista exterior Santa Cruz-Laguna que nace en Rada Azul y termina en Los Rodeos (duplicado de la actual) en fase de expropiación de terrenos, la urbanización de la Playa de Las Teresitas, el tranvía (en ejecución de coste superior a cualquier obra en Gran Canaria) y el tren al sur.

Le siguen una segunda pista del aeropuerto del sur y dos hospitales, uno en el norte y otro en el sur. Los transportes insulares nivarienses los soporta TITSA (empresa del Gobierno) a pesar de ser una actividad solo insular, mientras otras islas no disponen de esa ventaja. Siguen gobernando en el ámbito insular (Cabildo de Tenerife) el Hospital Clínico pero asumiendo todo el déficit la Comunidad Regional (“yo tengo el poder y la capacidad de enchufe y vdes. pagan los gastos”). Estos sí son desequilibrios, a los que pueden sumarse el mayor número de empleos por funcionarios que se crean en Tenerife al no cumplirse la Ley de Sedes, los esfuerzos que hacen para que las empresas que reciban subvenciones y que quieran estar a bien con el gobierno ático han de estar radicadas en Tenerife (Telefónica, Iberia, lácteas) y los suntuosos edificios de presidencia en Santa Cruz, con un parlamento del que deriva una serie de entes todos radicados en Tenerife, hasta el BOC o boletín oficial.

Por otra parte, la necesidad del puerto de Granadilla no es vieja y está en discusión, contestada por importantes colectivos ciudadanos y solo apoyadas por empresarios y políticos que avistan el gran negocio, constructivo e inmobiliario. Y en cuanto al anillo insular éste ya existe. Desde el Valle de la Orotava ya se sube al Teide por una carretera que conecta con el Sur, por Granadilla y Arona. Por otra carretera se sube desde Icod-La Guancha-Garachico hasta Santiago del Teide y se baja al Sur por Guía de Isora. Lo que quieren ahora no es una carretera sino una autopista o autovía, desdoblada, de coste superior a la circunvalación de las Palmas de Gran Canaria, que permita circular a mayor velocidad, sacrificando el medio ambiente y destrozando los parajes forestales de la zona cumbrera norte de Tenerife. Además también tienen previsto un largísimo túnel que de salida a la zona de San Andrés y portuaria de Santa Cruz con La Laguna. Al mismo tiempo, a lo largo de este año se iniciarán obras en la Plaza de España de Santa Cruz, redactadas por arquitectos europeos, que acerquen a los ciudadanos al mar a través de grandes pasarelas.

Si Gran Canaria no tiene dos aeropuertos, ni dos pistas de aterrizaje de utilización conjunta., ni una autopista en el norte, ni un nuevo “superpuerto”, ni un auditorio ni recinto ferial de diseño costosísimo (nuestros costes siempre están la tercera parte), ni tantos kilómetros de autopista a pesar de tener el mayor tráfico y parque automovilístico y, hasta ahora, el mayor número de ciudadanos, no nos explicamos el agravio manifestado por el entrevistado constructor gomero-tinerfeño. El coste de nuestra circunvalación es equivalente al de la Terminal nueva de Los Rodeos y a la remodelación efectuada de la autopista del norte de Tenerife, con los bucles de Guajara y San Lázaro, sin incluir el tramo de autovía Guajara-Añaza.

Y es que además, éste análisis incompleto debe ser abordado desde diversas perspectivas: necesidad, obras ya ejecutadas y contribución a las arcas comunes. Desde la necesidad, la Aldea de San Nicolás es el único pueblo que se queda incomunicado por el norte en cuanto llueve sin contar la peligrosidad de la actual vía. La autovía del Norte de Gran Canaria corresponde a una amplía comarca que conduce a un puerto de importante movimiento. La urgencia de ambas está fuera de toda duda, aunque el entrevistado quiera hacer primero el anillo de Tenerife. Sin olvidar que la terminación que hace el Gobierno de ATI en las obras de Tenerife es más exquisito, con mejores materiales y mayor jardinería.

Otra perspectiva es el número de kilómetros ya ejecutados, muy superiores en Tenerife y una tercera perspectiva se refiere a quien mete dinero en la hucha común. Y Gran Canaria ha puesto, ella sola, el 60 % de los ingresos regionales en los últimos 25 años. No se puede atracarnos con anuncios tales como planes de desarrollo de las islas menores occidentales por 50.000 millones de las antiguas pesetas para el 7% de la población de las islas (300 m. euros) dejando a las islas con mayores índices de pobreza y desempleo al pairo. ATI trata de blindar votos para las próximas elecciones. Pues para Gran Canaria sólo se nos anuncia obras con la RIC de los empresarios y no por inversiones directas de la Comunidad “ATI-nómica”, a la que nada debemos después de lo mucho que aportamos.

De todos modos, a través de “don Pepito” y otros pequeños burgueses antiguos y recalcitrantes ya sabemos que “lo mío es mío y los tuyo lo pagas tú y lo repartimos”. Socialismo y no egoismo pueblerino se llama eso.
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