San Borondón recobra actualidad con nuevas fotos y mapas de la isla perdida
La leyenda de la Isla San Borondón vuelve a ser alimentada gracias al hallazgo de fotos y mapas del naturalista Edward Harvey, quien afirma que la visitó en sus notas y dibujos, que se exponen 140 años después con motivo del descubrimiento de un viejo arcón con las pruebas de la expedición.
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El investigador David Olivera explicó que Harvey viajó a Canarias en 1865, contrató una tripulación y partió de Tenerife hacia la Isla de San Borondón, una de las leyendas canarias más misteriosas, pues hay multitud de testimonios y cartografía antigua pero no constataciones científicas de su existencia. Edward Harvey llegó aquel año a un territorio desconocido, realizó fotografías, dibujos y apuntes, y regresó a Inglaterra, pero no llegó a presentar sus descubrimientos porque padecía paludismo, estuvo a punto de morir y fue tomado por loco.
Hace varios años, los descendientes de la familia Hamilton en Tenerife entregaron a Olivera un ambrotipo -fotografía que sustituyó al daguerrotipo-, que databa de entre 1855 y 1870 con el retrato de un caballero británico y con el sello del estudio William Trump, de la ciudad de Wellington. Asimismo, aparecía una débil inscripción a lápiz que rezaba "Edward Harvey, descubridor de San Borondón", lo que disparó las alarmas.
El artista inició con su compañero Tarek Ode una minuciosa investigación que les llevó al Nacional Institute of Photography de Londres, donde encontraron los archivos del estudio William Trump y en él los datos personales del Edward Harvey, que vivió en la calle Maida Valey y trabajó para la Royal Society, con la que realizó expediciones a África, Madeira y Canarias. Los dos canarios no dudaron en visitar la antigua vivienda de Harvey, donde encontraron a una nieta con más de ochenta años que no llegó a conocer a su abuelo, pero de quien conservaba una vieja foto.
Sorprendida por la visita, abrió las puertas de su casa y condujo a los visitantes a un viejo arcón en el que, para mayor impacto, hallaron objetos de sus expediciones, dibujos, escritos y placas fotográficas de Canarias. Algunas imágenes pertenecen a territorios en la actualidad desconocidos y, según las anotaciones, pertenecientes a San Borondón.
La legendaria isla, que según unos emerge y se sumerge, -y se sabe porque las orillas colindantes aparecen cubiertas de flores y frutas-, y según otros es una ilusión óptica, aparecía retratada en 29 placas, así como su extraña fauna, de la que inmortalizó fósiles de animales desconocidos. El material estaba deteriorado y, tras cuatro años de restauración en Londres, se expone en Canarias y próximamente en el Museo Iberoamericano de Madrid. La muestra exhibe copias de las placas fotográficas de San Borondón, pues las originales no pueden salir del Reino Unido por pertenecer al Patrimonio Nacional, y varias de Tenerife.
Asimismo, ofrece los dibujos del herbario de especies desconocidas realizados por Harvey y la reproducción de cinco prehistóricos y extraños animales basada en los grabados del naturalista, que también recopiló huesos y minerales. Cuatro periódicos de la época permiten leer artículos de la expedición del científico, quien dibujó un mapa que ha servido para elaborar una maqueta que permite al visitante realizar un viaje imaginario por la isla sumergida.
La exposición -que cuenta con un libro y la página web que pueden visitar- es un proyecto artístico, advirtió David Olivera, quien subrayó que se trata de hechos científicos alimentados por la imaginación para que cada visitante sueñe, se realice preguntas y saque su propia conclusión acerca de la existencia de San Borondón.
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El investigador David Olivera explicó que Harvey viajó a Canarias en 1865, contrató una tripulación y partió de Tenerife hacia la Isla de San Borondón, una de las leyendas canarias más misteriosas, pues hay multitud de testimonios y cartografía antigua pero no constataciones científicas de su existencia. Edward Harvey llegó aquel año a un territorio desconocido, realizó fotografías, dibujos y apuntes, y regresó a Inglaterra, pero no llegó a presentar sus descubrimientos porque padecía paludismo, estuvo a punto de morir y fue tomado por loco.
Hace varios años, los descendientes de la familia Hamilton en Tenerife entregaron a Olivera un ambrotipo -fotografía que sustituyó al daguerrotipo-, que databa de entre 1855 y 1870 con el retrato de un caballero británico y con el sello del estudio William Trump, de la ciudad de Wellington. Asimismo, aparecía una débil inscripción a lápiz que rezaba "Edward Harvey, descubridor de San Borondón", lo que disparó las alarmas.
El artista inició con su compañero Tarek Ode una minuciosa investigación que les llevó al Nacional Institute of Photography de Londres, donde encontraron los archivos del estudio William Trump y en él los datos personales del Edward Harvey, que vivió en la calle Maida Valey y trabajó para la Royal Society, con la que realizó expediciones a África, Madeira y Canarias. Los dos canarios no dudaron en visitar la antigua vivienda de Harvey, donde encontraron a una nieta con más de ochenta años que no llegó a conocer a su abuelo, pero de quien conservaba una vieja foto.
Sorprendida por la visita, abrió las puertas de su casa y condujo a los visitantes a un viejo arcón en el que, para mayor impacto, hallaron objetos de sus expediciones, dibujos, escritos y placas fotográficas de Canarias. Algunas imágenes pertenecen a territorios en la actualidad desconocidos y, según las anotaciones, pertenecientes a San Borondón.
La legendaria isla, que según unos emerge y se sumerge, -y se sabe porque las orillas colindantes aparecen cubiertas de flores y frutas-, y según otros es una ilusión óptica, aparecía retratada en 29 placas, así como su extraña fauna, de la que inmortalizó fósiles de animales desconocidos. El material estaba deteriorado y, tras cuatro años de restauración en Londres, se expone en Canarias y próximamente en el Museo Iberoamericano de Madrid. La muestra exhibe copias de las placas fotográficas de San Borondón, pues las originales no pueden salir del Reino Unido por pertenecer al Patrimonio Nacional, y varias de Tenerife.
Asimismo, ofrece los dibujos del herbario de especies desconocidas realizados por Harvey y la reproducción de cinco prehistóricos y extraños animales basada en los grabados del naturalista, que también recopiló huesos y minerales. Cuatro periódicos de la época permiten leer artículos de la expedición del científico, quien dibujó un mapa que ha servido para elaborar una maqueta que permite al visitante realizar un viaje imaginario por la isla sumergida.
La exposición -que cuenta con un libro y la página web que pueden visitar- es un proyecto artístico, advirtió David Olivera, quien subrayó que se trata de hechos científicos alimentados por la imaginación para que cada visitante sueñe, se realice preguntas y saque su propia conclusión acerca de la existencia de San Borondón.
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stephanie -