Campanas de Vegueta

LUIS GARCÍA DE VEGUETA

En verdad fue emocionante. Era de noche y entré en el Bentayga, junto a mi casa del Monte Lentiscal, con la idea de distraerme tras una jornada de trabajo y haber soportado con relativa paciencia un programa basura de televisión. En la barra del restaurante había varias personas; pregunté por Bernardo, el dueño o concesionario, a quien estaba enseñando a jugar al ajedrez, y me indicaron que estaba en el salón o comedor del fondo, de donde procedía un confuso rumor de instrumentos musicales, guitarras, bandurrias y algún timple, en plan de afinar las rebeldes y dispersas melodías que se insinuaban en el aire.

Abrí la puerta y al instante se rehízo el silencio. Se trataba de un ensayo de los Gofiones, conducido precisamente por Bernardo en ausencia de Totoyo, el director oficial de la rondalla. De pronto escuché que el amigo Bernardo anunciaba la ejecución de "Campanas de Vegueta", con música original de José María Millares, dedicada al cronista de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.

Una auténtica sorpresa, casi un sueño tan conmovedor como inesperado. Los compases de la inspirada melodía, a veces lentos, otras vibrantes, rasgaron el aire con tensa y fuerte nitidez. Los ventanales estaban abiertos y la música se perdía en la noche, en dirección a Bandama, al Reventón, al lejano Saucillo.

Ahora el Bentayga está cerrado. Primero lo dirigía don Juan Espino, el dueño del local. Luego Bernardo, cuyo apellido nunca conocí, y que en Maspalomas fundó una rondalla infantil divulgadora de nuestra música popular. Por último, Carmelo Vega o la vocación de alcalde y empresario. El tiempo lo desbarata todo. Al empezar esta crónica no sabía que mi gran amigo Enrique Wiot ya no está entre nosotros, y nos ve desde lejos, desde el cielo. Ya no podré invitarlo a tomar una cerveza en el Bentayga, donde en otro tiempo sonaron unas campanas que ahora evoco en su recuerdo. Por ti, Enrique, aquellas lejanas, y siempre entrañables, campanas de Vegueta.
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