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La Voz de Gran Canaria

Mauricio en el charco de las subvenciones

Mauricio en el charco de las subvenciones FRANCISCO J. CHAVANEL

El consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias, José Carlos Mauricio, no es trigo limpio. Lo repito y lo mantengo. Carece de dignidad y de sentido ético para ostentar el cargo que ocupa.
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Hace unos días les conté cómo el hoy consejero autonómico puso en marcha a inicios del año 2000 una Fundación, cuyo objetivo final era preparar su retiro de la política, pues no le perdonaba a su partido que se hubiese decidido por apostar por Román Rodríguez como candidato a la Presidencia, y lo relegase a él al plano de la indiferencia. Habló con varios empresarios amigos, les informó del proyecto, incluso buscó una sede social, sin resultados positivos. Mauricio vivía un proceso depresivo: necesitaba de una Fundación similar a la Faes de Aznar, ya que desde ella, desde el camuflaje que le representaría una asociación de carácter altruista, con muy escasa vigilancia por parte de Hacienda, podría mover montantes de dinero, mediante subvenciones o donaciones u otras modalidades, sin levantar sospechas.

En el año 2000 crea la Fundación Canaria 7 Islas que actualmente preside. Se rodea en la junta directiva de los siete presidentes de Coalición Canaria, pero sólo él tiene el control de la caja, según me confirmaron ayer fuentes de la citada organización. Por lo tanto, es un regalo, una dádiva que se le concede al Conseguidor en un momento especialmente delicado, en la confianza de que tal cesión le calmará su inquieto espíritu. Dicha Fundación ha recibido un total de 110.934 euros (18.457.000 pesetas) repartidas en cuatro subvenciones. La primera de ellas tiene fecha de 22 de mayo de 2003 y se la concede el Ministerio de Asuntos Exteriores (Ana Palacio) para un proyecto titulado La participación ciudadana en las instituciones democráticas. Mauricio aparece como solicitante y aunque pide 112.000 euros se le conceden 32.000. El consejero de Economía y Hacienda se compromete a “realizar tres seminarios: uno en Venezuela (Caracas), otro en Cuba (La Habana), y otro en Argentina (Buenos Aires)”. El consejero le pone humor a la cosa, sobre todo al comprometerse a presentar un seminario de tal guisa en la tierra de Fidel Castro.

La segunda y la tercera subvención se conceden el mismo día, el 3 de junio de 2003, y en ambos casos es el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes (Pilar del Castillo) quien se erige en protector de los intereses del entonces diputado. Mauricio recibe en esa gloriosa fecha la cantidad de 58.934 euros (9.805.792 pesetas) para los proyectos La construcción Europea y su articulación territorial y La Constitución Española de 1978: Balance y perspectivas de Futuro. El compromiso que él mismo firma es el siguiente en los dos casos: un congreso en cada una de las islas capitalinas (Tenerife y Gran Canaria), y un seminario en cada una de las restantes islas (La Gomera, El Hierro, La Palma, Lanzarote, y Fuerteventura); en total, catorce actividades.

La última de las subvenciones es bien reciente. Es de 27 de junio de 2004. Ya era consejero de Economía y Hacienda y gobernaba el Estado la administración socialista, aunque cabe pensar que la petición de la subvención procediese de mucho antes, de cuando el presidente era Aznar. La donación está rubricada por el secretario de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica, dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores. Mauricio recibe 20.000 euros.

Toda esta sucesión de hechos que aquí se relatan detallan a la perfección cómo eran las relaciones políticas entre el interfecto y el PP central. Hay motivos para deducir que son Rodrigo Rato y Ángel Acebes sus principales avalistas, con los que Mauricio mantenía abundantes conversaciones para cerrar en Canarias una UPN, según la cual el papel dominante lo ocupase el PP de José Manuel Soria, y el de sumiso Coalición Canaria. El 14-M hizo trizas aquel trato: el PP pasaba de dominante a dominado tanto en el ámbito estatal como en el insular. Es muy posible que, con la práctica de este método, el PP de Aznar estuviera reconociendo a Mauricio su labor de submarino suyo dentro de CC y, sobre todo, su destacado protagonismo en la amputación del nacionalismo en toda la provincia oriental, con especial crueldad en su propia isla, en Gran Canaria. Si el presidente de CC en Gran Canaria, Carmelo Ramírez, hubiese tenido puntual información de las subvenciones cobradas por Mauricio, y de las fechas de su recepción, no habría tardado tanto tiempo en descubrir el engaño y, quizá, aún hubiese podido salvar a Ican de la quiebra en la que se encuentra.

Pero Mauricio recibe 18 millones de las antiguas pesetas para la realización de 18 actos que no efectúa. A mí sólo me constan dos: el de hace dos semanas organizado en el Auditorio Alfredo Kraus, en el que bajo el epígrafe de Canarias y la Unión Europea, los mauricistas se presentan en sociedad en la guerra que siguen en pro del masacramiento de Ramírez y Román Rodríguez, con presencia honorífica de Paulino Rivero (¿sabía el presidente de CC de los acuerdos económicos entre PP y Mauricio?); y un segundo de 2003, celebrado en el Bodegón del Pueblo Canario, que nuestro consejero de Economía y Hacienda utiliza de plataforma para lanzar a María del Mar Julios a la Vicepresidencia del Ejecutivo. Es decir: ninguno de los actos realizados cumple exactamente con el contenido de su propuesta, pues ambos se usan de forma partidista para configurar un cisma entre los suyos; o, tal vez, por ello mismo ésa sea una de las causas para darle la subvención.

No consta la celebración de los restantes 16 actos. Quiere significarse que estaríamos en condiciones de establecer un paralelismo con el denominado caso Icfem, herida que tan familiar resulta en las hordas mauricistas, ejemplo de los todavía imputados por el Juzgado de Instrucción número 6, Diego León y Aurelio Ayala. ¿Qué es, en filosofía, el caso Icfem? La entrega de subvenciones millonarias a personas físicas o colectivos, comprometidos a realizar cursos y conferencias que jamás se hicieron, por lo que se embolsaron ese dinero para enriquecerse. Pues bien: Mauricio pudiera estar en ese ítem: ha recibido 18 millones por actividades no ejecutadas, debido a su privilegiada relación con el poder central.

Lo lógico es que la administración socialista requiera al consejero de Economía y Hacienda para que explique por escrito lo ocurrido, y si su respuesta no es satisfactoria reclamarle las cantidades abonadas, con todos los gravámenes que para estos asuntos tenga previstos la ley.

Conclusión: la operación de descabezamiento de Román Rodríguez fue una operación de largo alcance preparada desde Madrid, desde la complicidad del Gobierno de Aznar, y con ramificaciones en las Islas en las personas de Adán Martín, Paulino Rivero, Soria y Dimas Martín. Una de sus fuentes de financiación pudo ser el propio Estado, y no sería sorprendente que el indulto a Dimas Martín hubiese sido pactado en las alturas tal como se prometió por parte de Mauricio y Soria en repetidas ocasiones al líder conejero. Y que el indulto en cuestión no se concedió por: a) las masivas protestas desde distintas tribunas isleñas que lo calificaron de “escandaloso”; b) la intervención decidida de los socialistas en el Congreso de los Diputados cercando al entonces ministro de Justicia, Michavila; y c) porque Dimas, una vez realizado su trabajo de humillar electoralmente a Juan Carlos Becerra, era ya un elemento prescindible.

Las subvenciones entregadas por el PP a Mauricio desvelan parte de la intrahistoria reciente, y evidencia la catadura de este gobierno.

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