Problemas patronales
ÁNGEL TRISTÁN PIMIENTA
Mario Rodríguez, presidente del grupo Clínica San Roque y de la patronal provincial, la CCE, ha dado la voz de alarma: uno de los centros hospitalarios privados más importantes y emblemáticos de Canarias se encuentra, literalmente, con el agua al cuello. La causa no es imputable a la calidad de la asistencia que presta, ni a un repentino cambio de opinión de sus usuarios. La explicación a la crisis financiera que padece es que el Gobierno autonómico le debe casi seis millones de euros, unos mil millones de las antiguas pesetas, un problema que se agrava con el pago de los intereses de la deuda bancaria que ha tenido que contraer para mantener la actividad normal. A todo esto los responsables de la compañía suman lo que creen que es o bien una persecución o, lo que sería igualmente grave, un trato de favor a competidores. En ese contexto se sitúa la falta de perspectivas para concertar con el SCS el hospital que se construye en estos momentos en Meloneras, y que a pesar de haber ganado el concurso convocado al efecto no tiene nada claro su futuro. Se trata, en definitiva, de una cuantiosa inversión que está ´colgada´ del aire.
Haya lo que haya detrás de esta situación, tan clave es el fondo como las formas. La Administración no puede hacer de la morosidad una seña de identidad, algo que, por desgracia para los administrados, es cada día más frecuente. La Comunidad Autónoma no cumple. No respeta ni sus obligaciones ni sus compromisos; y éste es un talante que se capilariza y llega hasta los escalones inferiores de los poderes locales. En conclusión, que por abajo sufren este estado de cosas los vecinos a quienes los ayuntamientos ´desapropian´ con el viejo procedimiento de echar el tractor por delante y ya Dios proveerá, y por arriba todo el arco iris del empresariado, que no se salva de los efectos de la discrecionalidad y, en lenguaje actual, de una actitud pasota a la que le importa lo mismo ocho que ochenta. Félix Santiago ha tenido que acudir a los tribunales ante lo que considera que es una prevaricación como una cantera del alcalde de Gáldar (el intento de convertirle en suelo minero los terrenos de un campo de golf) y Mario Rodríguez ha tenido que solicitar también la ayuda judicial para, al menos, que la Consejería de Sanidad le abone los intereses que está teniendo que afrontar a causa de lo que le debe. La patronal tiene un denso memorial de agravios que, tal y como se producen y proliferan, ya no puede decirse que sean una excepción, hechos aislados de los que no se pueden extraer conclusiones generales. Paulino
Rivero puede seguir explotando las declaraciones del ministro Juan Fernando López exigiéndole qué diga que casos conoce de conchabo o animadversión con el mundo del dinero ... pero bien
haría, o al menos algo más productivo, en mirar a su alrededor con espíritu autocrítico a ver si hay algo que sea manifiestamente mejorable. Hasta el franquismo tenía su concepto de reforma agraria.
Lo que es preocupante es que cunda la sensación de inseguridad jurídica; eso es demoledor para la actividad económica, porque los inversores necesitan las cuentas claras y leyes, reglamentos y comportamientos precisos y estables. ¿Cómo reaccionará el capital en el instante en que se le llame para apuntalar determinadas políticas industriales, urbanísticas o de otro tipo con estos antecedentes donde reina el capricho y la chapuza? Si por alguna razón es imposible ´técnicamente´ en algún momento hacer frente a los acuerdos financieros, existen fórmulas y mecanismos para garantizar el cumplimiento del trato en un plazo razonable.
Pero esto es una cosa, y otra muy distinta que no haya garantías firmes de cobro en un tiempo prudencial, y que la reclamación o el apremio puedan ser respondidos con desdén, cuando no con enfado. Y entramos en otra pendiente peligrosa: ¿por qué hay tantos empresarios, y ciudadanos de a pie, que comienzan a tener miedo por las consecuencias de actos legítimos y del ejercicio de derechos constitucionales? Buen tema para una serena reflexión - o sea, sin cabreos y puñetazos en la mesa y llamadas de atención a los desafectos- de los partidos políticos que tienen arte y parte en la gobernación regional.
Todo el mundo sabe que la Sanidad canaria tiene un creciente agujero, pero las responsabilidades hay que encararlas. El incremento del gasto sanitario, por otra parte, tiene diversas causas: la principal es que el ´estado de bienestar´ en estos comienzos
del siglo XXI requiere nuevos esfuerzos para nuevos objetivos sociales, pero hay más, como la necesidad de un nuevo ´contrato social´ que vuelva a dar prioridad política a la inversión en
la salud y, desde luego, las estrategias de gestión que se han seguido. El acento es indiscutible que se ha puesto en la nueva moda de horadar las montañas y de ´viaductizar´ todo barranco que se ponga por medio, en muchas ocasiones gastanto miles de millones de ex pesetas para ganar unos pocos minutos. Mientras tanto, ´la procesión va por dentro´ y cada vez hay más damnificados que aumentan el coro de las lamentaciones.
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Mario Rodríguez, presidente del grupo Clínica San Roque y de la patronal provincial, la CCE, ha dado la voz de alarma: uno de los centros hospitalarios privados más importantes y emblemáticos de Canarias se encuentra, literalmente, con el agua al cuello. La causa no es imputable a la calidad de la asistencia que presta, ni a un repentino cambio de opinión de sus usuarios. La explicación a la crisis financiera que padece es que el Gobierno autonómico le debe casi seis millones de euros, unos mil millones de las antiguas pesetas, un problema que se agrava con el pago de los intereses de la deuda bancaria que ha tenido que contraer para mantener la actividad normal. A todo esto los responsables de la compañía suman lo que creen que es o bien una persecución o, lo que sería igualmente grave, un trato de favor a competidores. En ese contexto se sitúa la falta de perspectivas para concertar con el SCS el hospital que se construye en estos momentos en Meloneras, y que a pesar de haber ganado el concurso convocado al efecto no tiene nada claro su futuro. Se trata, en definitiva, de una cuantiosa inversión que está ´colgada´ del aire.
Haya lo que haya detrás de esta situación, tan clave es el fondo como las formas. La Administración no puede hacer de la morosidad una seña de identidad, algo que, por desgracia para los administrados, es cada día más frecuente. La Comunidad Autónoma no cumple. No respeta ni sus obligaciones ni sus compromisos; y éste es un talante que se capilariza y llega hasta los escalones inferiores de los poderes locales. En conclusión, que por abajo sufren este estado de cosas los vecinos a quienes los ayuntamientos ´desapropian´ con el viejo procedimiento de echar el tractor por delante y ya Dios proveerá, y por arriba todo el arco iris del empresariado, que no se salva de los efectos de la discrecionalidad y, en lenguaje actual, de una actitud pasota a la que le importa lo mismo ocho que ochenta. Félix Santiago ha tenido que acudir a los tribunales ante lo que considera que es una prevaricación como una cantera del alcalde de Gáldar (el intento de convertirle en suelo minero los terrenos de un campo de golf) y Mario Rodríguez ha tenido que solicitar también la ayuda judicial para, al menos, que la Consejería de Sanidad le abone los intereses que está teniendo que afrontar a causa de lo que le debe. La patronal tiene un denso memorial de agravios que, tal y como se producen y proliferan, ya no puede decirse que sean una excepción, hechos aislados de los que no se pueden extraer conclusiones generales. Paulino
Rivero puede seguir explotando las declaraciones del ministro Juan Fernando López exigiéndole qué diga que casos conoce de conchabo o animadversión con el mundo del dinero ... pero bien
haría, o al menos algo más productivo, en mirar a su alrededor con espíritu autocrítico a ver si hay algo que sea manifiestamente mejorable. Hasta el franquismo tenía su concepto de reforma agraria.
Lo que es preocupante es que cunda la sensación de inseguridad jurídica; eso es demoledor para la actividad económica, porque los inversores necesitan las cuentas claras y leyes, reglamentos y comportamientos precisos y estables. ¿Cómo reaccionará el capital en el instante en que se le llame para apuntalar determinadas políticas industriales, urbanísticas o de otro tipo con estos antecedentes donde reina el capricho y la chapuza? Si por alguna razón es imposible ´técnicamente´ en algún momento hacer frente a los acuerdos financieros, existen fórmulas y mecanismos para garantizar el cumplimiento del trato en un plazo razonable.
Pero esto es una cosa, y otra muy distinta que no haya garantías firmes de cobro en un tiempo prudencial, y que la reclamación o el apremio puedan ser respondidos con desdén, cuando no con enfado. Y entramos en otra pendiente peligrosa: ¿por qué hay tantos empresarios, y ciudadanos de a pie, que comienzan a tener miedo por las consecuencias de actos legítimos y del ejercicio de derechos constitucionales? Buen tema para una serena reflexión - o sea, sin cabreos y puñetazos en la mesa y llamadas de atención a los desafectos- de los partidos políticos que tienen arte y parte en la gobernación regional.
Todo el mundo sabe que la Sanidad canaria tiene un creciente agujero, pero las responsabilidades hay que encararlas. El incremento del gasto sanitario, por otra parte, tiene diversas causas: la principal es que el ´estado de bienestar´ en estos comienzos
del siglo XXI requiere nuevos esfuerzos para nuevos objetivos sociales, pero hay más, como la necesidad de un nuevo ´contrato social´ que vuelva a dar prioridad política a la inversión en
la salud y, desde luego, las estrategias de gestión que se han seguido. El acento es indiscutible que se ha puesto en la nueva moda de horadar las montañas y de ´viaductizar´ todo barranco que se ponga por medio, en muchas ocasiones gastanto miles de millones de ex pesetas para ganar unos pocos minutos. Mientras tanto, ´la procesión va por dentro´ y cada vez hay más damnificados que aumentan el coro de las lamentaciones.
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