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La Voz de Gran Canaria

El Cristo de Telde y sus fieles se dan la mano

El Cristo de Telde y sus fieles se dan la mano Miles de personas abarrotaron la Basílica de San Juan en Telde para participar en la bajada de la imagen, una ceremonia donde la emoción y la fe reforzaron un año más la devoción que se le profesa a la talla

La devoción al Cristo de Telde goza de buena salud. La ceremonia de la bajada de la imagen volvió a reforzar ayer esa comunión de fe que desde hace siglos se fraguó entre esta sobrecogedora talla de confección mexicana y sus fieles. La imagen cumplió con una tradición de hace más de cien años y ayer descendió de su particular atalaya, en la hornacina superior del altar mayor de la basílica de San Juan, para reencontrarse con los cientos de devotos llegados desde todos los puntos de la Isla que abarrotaron las tres naves de este templo del gótico andaluz.

El también conocido como Cristo de las Misericordias, de Las Aguas o de Las Mareas, bajó lentamente, ayudado por seis portadores pertrechados de cuerdas y escaleras, y puso el broche de oro a una solemne y masiva ceremonia religiosa.
No cabe duda de que ese es el momento que más atrae a los fieles.La multitud, que desbordaba la capacidad de la iglesia e invadía la plaza aledaña por sus dos puertas de acceso, asistió con atención a la delicada operación del descenso. Los devotos aprovechaban la emoción de la escena para orar y hacer ruegos a la imagen sin que sus miradas perdiesen nunca la referencia del altar barroco de la nave central de la iglesia.

La tensión acumulada estalló entonces justo cuando los portadores acercaron el Cristo al pie del suelo y su esbelta figura quedó en manos de los sacerdote que oficiaron la misa, convertidos en metafóricos delegados de una masa que también hubiese querido disfrutar de ese privilegio. La gente estalló en aplausos, vítores y vivas a la escultura, que por unos días estará más cerca de sus fieles, en la urna de cristal de su trono.

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