El mal estado de la Sanidad en Gran Canaria : el Hospital Insular mantiene ingresados a 90 enfermos crónicos en plantas en obras
Noventa enfermos de las plantas segunda, tercera y cuarta del Hospital Universitario Insular, destinadas a cardiología, digestivo, medicina interna y pacientes con enfermedades contagiosas se ven obligados a soportar el polvo y los fuertes ruidos resultantes de las obras de rehabilitación de la fachada de ese ala del edificio. Trabajos que les impiden, por ejemplo, abrir las ventanas porque se encuentran tapiadas a causa de los andamios.
A ello hay que añadir , tal como pudo comprobar ayer este periódico, que el estado que presentan las habitaciones con los suelos levantados, los materiales metálicos como goteros o los cabeceros de las camas oxidados, igual que las tuberías del agua, o humedades en las paredes. La necesidad de mantener las ventanas cerradas propicia un ambiente oscuro que agrava la sensación de suciedad en unas habitaciones en las que no existe el aire acondicionado y en las que estos días el calor ha hecho insoportable. Un malestar que se agrava con el estruendo de la maquinaria pesada utilizada en los trabajos de rehabilitación, iniciados hace tres años.
El director médico del Hospital Universitario Insular, Ángel Sierra, aseguró ayer que en cuanto las obras de restauración que se están ejecutando en las plantas superiores estén completamente terminadas el próximo mes de septiembre, se procederá al traslado de los noventa pacientes. Sierra aclara que hasta ahora esto no ha sido posible por un problema técnicos "en el cuadro eléctrico de los ascensores" que ha impedido la puesta en funcionamiento de los ascensores en las plantas ya rehabilitadas.
"Las autoridades no dudarían un momento en cerrar un establecimiento alojativo que tuviera unas condiciones tan lamentables como éstas", dice uno de los familiares afectados, "de estar en otro lugar, y no en Canarias". La misma fuente se pregunta en voz alta qué relación existe entre la reforma de la estructura del edificio y la renovación del mobiliario, " que por lo que se puede ver es el mismo de hace 25 años y que nadie se ha molestado en renovar".
A ello hay que añadir , tal como pudo comprobar ayer este periódico, que el estado que presentan las habitaciones con los suelos levantados, los materiales metálicos como goteros o los cabeceros de las camas oxidados, igual que las tuberías del agua, o humedades en las paredes. La necesidad de mantener las ventanas cerradas propicia un ambiente oscuro que agrava la sensación de suciedad en unas habitaciones en las que no existe el aire acondicionado y en las que estos días el calor ha hecho insoportable. Un malestar que se agrava con el estruendo de la maquinaria pesada utilizada en los trabajos de rehabilitación, iniciados hace tres años.
El director médico del Hospital Universitario Insular, Ángel Sierra, aseguró ayer que en cuanto las obras de restauración que se están ejecutando en las plantas superiores estén completamente terminadas el próximo mes de septiembre, se procederá al traslado de los noventa pacientes. Sierra aclara que hasta ahora esto no ha sido posible por un problema técnicos "en el cuadro eléctrico de los ascensores" que ha impedido la puesta en funcionamiento de los ascensores en las plantas ya rehabilitadas.
"Las autoridades no dudarían un momento en cerrar un establecimiento alojativo que tuviera unas condiciones tan lamentables como éstas", dice uno de los familiares afectados, "de estar en otro lugar, y no en Canarias". La misma fuente se pregunta en voz alta qué relación existe entre la reforma de la estructura del edificio y la renovación del mobiliario, " que por lo que se puede ver es el mismo de hace 25 años y que nadie se ha molestado en renovar".
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