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La Voz de Gran Canaria

Nuestros mayores tenían razón

Nuestros mayores tenían razón

JOSÉ A. ALEMÁN

Cuando Él habitaba entre nosotros, muchos en Canarias asimilábamos democracia y autonomía sobre la base de la unidad regional. Los mayores decían que estábamos locos, convencidos de que la unidad traería de vuelta la provincia única y de que, aunque nos disgustara, era preferible depender de Madrid que de los caciques isleños.

No les hicimos caso y así nos va. Los núcleos de poder económico santacruceros crearon ATI para reparar la afrenta del 27; y ni se nos pasaba por la cabeza que llegaría el día en que un nacionalista como Antonio González Viéitez desearía que Madrid no transfiriera a Canarias las competencias de Costas para evitar que Mauricio y sus patrocinados acabaran de llenarlas de cemento.

Fuimos ingenuos y hoy algunos consideran fracaso generacional esta autonomía corroída por los intereses político-empresariales que hacen su pella al amparo no menos interesado de los mandarines. Éstos se desviven por facilitar los grandes negocios, mientras callan ante asuntos como los bajos salarios y la pobreza y marginación crecientes, que tienen ya incluso constatación estadística. Lo importante para su neoliberalismo primario es colocar veinticinco nuevos campos de golf, montarse una marinada, pintar de salmón urbanizaciones de calidad o ese trasteo de trenes, tranvías, “autopistas” transoceánicas, Granadillas y Arinagas hasta que el cuerpo aguante.

Y en esto llegó el Delta. Un centenar de torres de baja y media tensión caen en Tenerife abatidas por vientos muy respetuosos, por cierto, con las antenas de telefonía móvil. A las protestas respondió Unelco-Endesa dándonos sarcásticamente a los canarios las gracias por no ir a las barricadas al enterarnos de que la red de suministro está cogida con saliva en todas las islas, con deficiencias estructurales que superan con largueza los mínimos tolerables.

Entonces, el Gobierno canario, medio electrocutado por sus incompetencias energéticas, pegó a culpar a la empresa eléctrica, primero, y después, tras comprobar que nadie se chupa el dedo, la emprendió con los meteorólogos y Paulino Rivero, indignado, solicitó la transferencia del Instituto Nacional de Meteorología para ampliar el ámbito de incompetencias.

Es el momento de recordarnos que en 2003 Luis Soria, prueba viviente de que Dios le da sombrero a quien no tiene cabeza, paralizó el Plan Energético Canario (Pecan) y antes de que El Día aproveche para culpar de todo al oro gcanarión, que como es sabido convocó a la población en peso en Las Canteras para soplar hacia Añaza, me apresuro a subrayar que no pudo hacerlo sin el conocimiento, la recomendación o la orden de Adán Martín. De ahí que Román Rodríguez lo señale con el dedo y le pida, a Adán, que saque el Pecan de los cajones; si no lo tiró en la última limpieza.

No sorprende que Antonio Castellano Auyanet, ex presidente de Unelco, solicite la devolución a Madrid de las incompetencias eléctricas. Yo, qué quieren, ampliaría las devoluciones antes de que sea demasiado tarde y acaben de caérsenos más cosas sobre nuestras orgullosa cabezas de autogobernados. El que avisa no es traidor sino avisador.

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