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La Voz de Gran Canaria

Pidamos codo a codo la doble autonomía

Pidamos codo a codo la doble autonomía JORGE J. ROBAINA RODRÍGUEZ

Desde estas páginas que nos brinda muy amablemente este digno medio, quería dar las gracias más efusivas a Humberto Suárez Martínez por su correo titulado, ¿Rapiña y egoísmo de Tenerife?.

Yo hasta que leí su contundente y documentadísimo artículo era un grancanario orgulloso. ¡Qué horror, todo con "Gran"! Pero usted perdone, ya me he dado cuenta de que sólo soy un minicanario de la tercera islita, o mejor de la segunda, ya que la primera no es solo una islita, sino el sexto continente, ¡Qué digo sexto, el primero! Porque no existe todo el pequeño resto del mundo que queda fuera de Tenerife por el norte, sur, este y oeste. Por encima no hay nada, porque el Teide llega al cielo, sabe que Tenerife es el más alto, largo ancho y profundo territorio del mundo, que está poblado por una raza privilegiada, llamada a ser la última muestra de la raza blnaca, porque los que tengan la piel negra, ya leí en un artículo del periódico más importante del mundo, que naturalmente se imprime en Tenerife, que nos los mandaría a nuestra minúscula y despoblada islita de minicanaria, porque los minicanarios tenemos el alma negra.

Gracias por su escrito, he salido de un grave error, un gran pecado en el que me había hecho caer la propaganda perversa de unos desapresivos minicanarios que dicen los muy necios que la muy noble e insigne, egregia y suprema raza que habita el gran tinerfe nos estaba saqueando. ¡Ya me extrañaba! ¿Cómo un pueblo tan noble podía hacer tal cosa?

Lo que se llevaban de Gran Canaria era lo suyo, que les correspondía por derecho divino, porque siempre, desde la creación del mundo, estuvo allí. Por favor, perdone mi osadía, yo pedía la doble autonomía porque me hicieron creer que el noble pueblo de Tenerife me rapiñaba, cuando en realidad, tengo que pedirla con más fuerza por todo lo contrario, porque no quiero que sigamos siendo unas sanguijuelas de Tenerife. Queremos la doble autonomía urgentemente para no sentir la tentación de chupar la sangre a nuestros vecinos, que con darnos su vecindad, ya nos dan bastante, no queremos estar tan juntos, no lo merecemos. ¡Ayúdennos por favor! No debemos seguir juntos, no podemos seguir viviendo a sus expensas, merecemos un castigo por desagradecidos.

Pidamos codo a codo todos juntos, la gran isla y la mini y paupérrima isla, la doble autonomía.
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