El viejo hospital del Pino lleva 6 años cerrado pese a la falta de camas para enfermos crónicos
Seis años, seis. Ése el tiempo que ha transcurrido desde que el Hospital Nuestra Señora del Pino, el viejo Pino, fue desalojado y permanece cerrado a cal y canto. Seis años en los que su actividad de cara a lo que es un clamor ciudadano y una necesidad social ha permanecido paralizada. Su inactividad se da de bruces con estas cifras: En Gran Canaria, unas 20.000 personas tienen algún tipo de dependencia que les obliga a seguir una atención continuada.
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Son personas que no pueden vivir solas, y no hablamos de lo que se entiende por un enfermo, sino de usuarios que sin tener apenas expectativas de recuperación van a empeorar sensiblemente si no reciben el tratamiento rehabilitador adecuado.
Viejos y enfermos+
Mientras tanto, y no deja de ser curioso, el flamante Doctor Negrín que acogió a los enfermos que entonces
ingresaban en el Pino tiene ya una buena parte de sus servicios hospitalarios especializados -Neumología, Medicina Interna o Cardiología, entre otros- acosados por enfermos crónicos, pacientes de mas de 80 años que ingresan y reingresan de manera que acaban desbordando esos departamentos además de los servicios de urgencias. En Medicina Interna, de las 100 camas de que dispone el servicio, el 70 por ciento son enfermos de 80 años, en Neumología y Cardiología, el sesenta por ciento.
"A mi padre de aquí no me lo llevo, y si le pasa algo, voy derechita al juzgado de guardia y denuncio al médico que tiene su nombre en la bata, y yo en esas cosas, me fijo". Así lo comentaba una noche de éstas una mujer en Urgencias del Negrín, mientras disfrutaba inhalando el humo de un cigarrillo y apoyada en una ambulancia. ¿Tiene razón? Ése es el debate. "Yo lo que sé es que mi padre ha trabajado como un burro toda su vida y son ellos [los directivos del sistema sociosanitario de Canarias] quienes tienen que buscar una solución. Eso lo tengo clarito. A la calle no me lo echan",
concluye amenazante.
Ya lo dijo hace poco el jefe de Medicina Interna de ese hospital, Pedro Betancor. "El problema es que no hay centros a los que poder desviar a este tipo de pacientes crónicos". Mencionó también al viejo hospital como alternativa, "pero ahí está, cerrado". Y al Militar, que tampoco está siendo utilizado ni para atender a todos los enfermos mentales, salvo en un 20 por ciento. De lo mismo ha hablado una mil y veces Antonio Arbelo, portavoz de la Plataforma de Familiares de Enfermos Mentales, y lo manifestó públicamente hace unas semanas Evelia Lemes, gerente del Negrín: "El Negrín no es un geriátrico", se lamentaba para justificar cómo se le colapsó hace dos semanas la unidad de Urgencias del Hospital con enfermos que en muchos casos presentaban más un cuadro de carencias sociales que clínico. Son pacientes que se amontonan en los servicios de Urgencias de los hospitales de esta provincia sin posibilidad de ser trasladados a centros geriátricos porque, simplemente, éstos no existen.
Guerrilleros
"A veces ni en la iniciativa privada se encuentra una cama para estas personas. Sin duda el gran negocio del futuro
está en la geriatría, máxime en Canarias donde la población está envejeciendo y no hay proyectos para que sea atendida", comenta un cardiólogo.
Antonio Castellano o Ernesto Luján, ambos de la iniciativa ciudadana El Pino es nuestro, movimiento ciudadano que tanto ha peleado por la recuperación del edificio para poder cubrir las necesidades sociosanitarias de los enfermos en esta isla, no dudan en afirmar que "la cadena de irresponsabilidades y mentiras respecto a este edificio debería figurar en el libro de récords". Son los auténticos guerrilleros del viejo Pino. Cuándo hablan de incumplimientos, recuerdan a una hilera de políticos de todos los signos políticos que sin el más mínimo rubor pusieron fecha al funcionamiento del viejo Pino como centro sociosanitario: "Todos mintieron, los de antes y los de ahora", dicen. Este colectivo se puso en marcha el 25 de octubre del año 1999 con la intención de presionar a la administración y usar el Pino como centro acogiera a los enfermos de bulimia, anorexia, Alzheimer, deficientes psíquicos, fibromialgia, agorafobia, etcétera. De eso hace ya seis años.
Antonio Castellano, de la iniciativa ciudadana El Pino es nuestro, decía hace dos días en conversaciones con este periódico que tiene "sospechas más que fundadas para creer que los políticos de Gran Canaria no tienen ningún interés en que funcione este hospital como un centro sociosanitario. De lo contrario", subrayó, "que alguien nos expliqué por qué en los presupuestos generales de la Comunidad canaria, aprobados en diciembre de 2004, no se ha destinado ni un solo euro para que finalicen las obras". Por supuesto, esta plataforma piensa recuperar el ritmo de sus manifestaciones de protesta ante el Cabildo de Gran Canaria y el Gobierno de Canarias semana a semana. "Es insultante que ni María del Mar Julios ni José Carlos Mauricio [consejeros de Sanidad y Hacienda, respectivamente] hayan contestado a nuestra petición de mantener una entrevista", concluye Antonio Castellano.
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Son personas que no pueden vivir solas, y no hablamos de lo que se entiende por un enfermo, sino de usuarios que sin tener apenas expectativas de recuperación van a empeorar sensiblemente si no reciben el tratamiento rehabilitador adecuado.
Viejos y enfermos+
Mientras tanto, y no deja de ser curioso, el flamante Doctor Negrín que acogió a los enfermos que entonces
ingresaban en el Pino tiene ya una buena parte de sus servicios hospitalarios especializados -Neumología, Medicina Interna o Cardiología, entre otros- acosados por enfermos crónicos, pacientes de mas de 80 años que ingresan y reingresan de manera que acaban desbordando esos departamentos además de los servicios de urgencias. En Medicina Interna, de las 100 camas de que dispone el servicio, el 70 por ciento son enfermos de 80 años, en Neumología y Cardiología, el sesenta por ciento.
"A mi padre de aquí no me lo llevo, y si le pasa algo, voy derechita al juzgado de guardia y denuncio al médico que tiene su nombre en la bata, y yo en esas cosas, me fijo". Así lo comentaba una noche de éstas una mujer en Urgencias del Negrín, mientras disfrutaba inhalando el humo de un cigarrillo y apoyada en una ambulancia. ¿Tiene razón? Ése es el debate. "Yo lo que sé es que mi padre ha trabajado como un burro toda su vida y son ellos [los directivos del sistema sociosanitario de Canarias] quienes tienen que buscar una solución. Eso lo tengo clarito. A la calle no me lo echan",
concluye amenazante.
Ya lo dijo hace poco el jefe de Medicina Interna de ese hospital, Pedro Betancor. "El problema es que no hay centros a los que poder desviar a este tipo de pacientes crónicos". Mencionó también al viejo hospital como alternativa, "pero ahí está, cerrado". Y al Militar, que tampoco está siendo utilizado ni para atender a todos los enfermos mentales, salvo en un 20 por ciento. De lo mismo ha hablado una mil y veces Antonio Arbelo, portavoz de la Plataforma de Familiares de Enfermos Mentales, y lo manifestó públicamente hace unas semanas Evelia Lemes, gerente del Negrín: "El Negrín no es un geriátrico", se lamentaba para justificar cómo se le colapsó hace dos semanas la unidad de Urgencias del Hospital con enfermos que en muchos casos presentaban más un cuadro de carencias sociales que clínico. Son pacientes que se amontonan en los servicios de Urgencias de los hospitales de esta provincia sin posibilidad de ser trasladados a centros geriátricos porque, simplemente, éstos no existen.
Guerrilleros
"A veces ni en la iniciativa privada se encuentra una cama para estas personas. Sin duda el gran negocio del futuro
está en la geriatría, máxime en Canarias donde la población está envejeciendo y no hay proyectos para que sea atendida", comenta un cardiólogo.
Antonio Castellano o Ernesto Luján, ambos de la iniciativa ciudadana El Pino es nuestro, movimiento ciudadano que tanto ha peleado por la recuperación del edificio para poder cubrir las necesidades sociosanitarias de los enfermos en esta isla, no dudan en afirmar que "la cadena de irresponsabilidades y mentiras respecto a este edificio debería figurar en el libro de récords". Son los auténticos guerrilleros del viejo Pino. Cuándo hablan de incumplimientos, recuerdan a una hilera de políticos de todos los signos políticos que sin el más mínimo rubor pusieron fecha al funcionamiento del viejo Pino como centro sociosanitario: "Todos mintieron, los de antes y los de ahora", dicen. Este colectivo se puso en marcha el 25 de octubre del año 1999 con la intención de presionar a la administración y usar el Pino como centro acogiera a los enfermos de bulimia, anorexia, Alzheimer, deficientes psíquicos, fibromialgia, agorafobia, etcétera. De eso hace ya seis años.
Antonio Castellano, de la iniciativa ciudadana El Pino es nuestro, decía hace dos días en conversaciones con este periódico que tiene "sospechas más que fundadas para creer que los políticos de Gran Canaria no tienen ningún interés en que funcione este hospital como un centro sociosanitario. De lo contrario", subrayó, "que alguien nos expliqué por qué en los presupuestos generales de la Comunidad canaria, aprobados en diciembre de 2004, no se ha destinado ni un solo euro para que finalicen las obras". Por supuesto, esta plataforma piensa recuperar el ritmo de sus manifestaciones de protesta ante el Cabildo de Gran Canaria y el Gobierno de Canarias semana a semana. "Es insultante que ni María del Mar Julios ni José Carlos Mauricio [consejeros de Sanidad y Hacienda, respectivamente] hayan contestado a nuestra petición de mantener una entrevista", concluye Antonio Castellano.
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