Un Estatuto que avergüenza

El presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín, ha pedido a los grupos parlamentarios que agilicen los trámites para la reforma del Estatuto de Autonomía. El que ha entrado en el Parlamento canario, el que está cocinando este Gobierno con Ruano de chef, no es la galerada definitiva. Falta la entrega final. Por fortuna.

Ese borrador de Estatuto avergüenza al buen canario e insulta su inteligencia. La pretensión de dotarnos de un Estatuto inconstitucional que contiene, entre otras lindezas, que el fuero estatal es supletorio del autonómico, parece ser más la obra de unos descerebrados que de un comité de notables, cuyos miembros, sin embargo, siguen teniendo para nosotros una alta consideración profesional y personal.

Que ese borrador tenga por eximente que ha sido redactado por esa comisión extramuros del Parlamento es falaz. Eso sólo acentúa la irresponsabilidad. Qué menos se le puede exigir al Parlamento sino que redacte la revisión de nuestro Estatuto en la sede parlamentaria.

Este asunto le viene quedando muy grande al presidente Adán Martín, parece evidente. Puede presumir de actuar como un hombre de pensamiento que piensa como un hombre de acción. Pero ese pensamiento suyo, que deriva de su capacidad intelectual, deja mucho que desear. No cualquiera sirve para presidente.

Si son éstos los intérpretes de un mayor autogobierno, más vale que el Estatuto de Autonomía se quede como está. La cohesión de Canarias, el empleo de los jóvenes, la vivienda..., esas cosas son las que tienen que resolver los notables, el Gobierno y el Parlamento. Pero parece que no saben. Sólo saben de la pendencia con Madrid y con Bruselas.

Este asunto del Estatuto de Martinetxe, como ya se le conoce en los ambientes políticos por su inconstitucionalidad, requiere una clara explicación. del Gobierno de Canarias, de CC, del Partido Popular y del Partido Socialista, que todos tienen miembros en ese extravagante comité de expertos.
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