Los cadáveres se amontonan en el Anatómico Forense debido a una gran falta de medios
Los trabajadores del Instituto Anatómico Forense de la capital grancanaria denuncian que el centro en el que trabajan, en los bajos de la Facultad de Ciencias de la Salud, no reúne las condiciones básicas para desarrollar su labor, con neveras donde los cadáveres se amontonan unos encima de otros, frigoríficos rotos, malos olores y hasta plagas de bichos y gusanos de cuerpos en descomposición. Ante este panorama, los funcionarios del Instituto han llegado a amenazar a la Dirección General de Relaciones con la Administración de Justicia, con negarse a trabajar hasta que se adecenten las instalaciones.
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Según estos funcionarios, los problemas en el centro se han producido casi desde su inauguración, hace ocho años. Entonces, el Instituto se abrió con dos neveras para albergar un total de 21 cadáveres, y así ha permanecido. Pues bien, los trabajadores aseguran que el pasado 1 de marzo se vieron desbordados con 46 cuerpos que repartir entre los dos frigoríficos, teniendo que guardar a muchos de ellos de cuatro en cuatro en la misma bandeja (especie de camilla).
Estas neveras se dividen en dos. La de mantenimiento es la mayor, con capacidad para 12 cuerpos, aunque el pasado jueves había en ella 14 cadáveres. La otra nevera es la de congelación, para los cuerpos que llegan en peor estado o los que hay que conservar más tiempo por orden judicial. Con capacidad para cuatro cuerpos, en ella se apilan seis actualmente. En este último caso, hay un cadáver que lleva dos años esperando el permiso del juez para ser inhumado.
En la nevera grande, dicen los trabajadores, es frecuente que de ella salgan malos olores. Es el caso de los cuatro subsaharianos que fueron encontrados muertos, después de varios días, en la bodega de un barco que atracó en el Puerto hace 16 días. Los cuerpos, que ya llevaban más de una semana muertos, seguían el jueves en el Instituto emanando un olor irrespirable a los que deben trabajar dentro de esa nevera. Los trabajadores aseguran que el olor era tan fuerte que hasta los profesores de la Facultad de Medicina se quejaron del mal olor. Según los auxiliares de autopsia, el tiempo recomendado para mantener un cuerpo en dicho habitáculo es de siete a ocho días.
El caso más denigrante, denunciado por escrito a la Dirección General el pasado 3 de enero, fue el de una plaga de gusanos y bichos que provocó, dentro de la nevera principal, un cuerpo en avanzado estado de descomposición. Según los trabajadores, los gusanos se podían ver hasta fuera de las neveras. Finalmente, la Administración mandó a desinsectar el 30 de enero.
Junto a las dos neveras ya mencionadas, existen otras dos más pequeñas para muestras de tejidos humanos que también se llenan. Una de ellas está rota desde hace días sin que la Dirección General, a la que se ha informado, haya hecho nada. El centro cuenta con una sala de autopsia para infecciosos que se usa como almacén. En ella se apilan cajas llenas de huesos humanos.
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