Un prestigioso catedrático de Gran Canaria, salvajemente agredido en Santa Cruz de Tenerife
Maximiano Trapero, prestigioso experto nacional en lingüística y Catedrático de Filología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, fue salvajemente agredido por dos jóvenes en una calle céntrica de Santa Cruz de Tenerife. Sucedió el pasado lunes y la agresión se extendió además a dos colegas que habían participado con él en un tribunal universitario de La Laguna. La agresión comenzó con expresiones injuriosas de los atacantes cuando, en una cafetería donde conversaban los atacados, oyeron a estos hablar con acento no tinerfeño.
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Cada vez es más peligroso, para las personas procedentes de Gran Canaria, visitar la capital tinerfeña -Santa Cruz de Tenerife- por el temor de verse insultados o agredidos si, simplemente se atreven a pedir agua de Firgas o cerveza Tropical e, incluso, como ha pasado en este caso, detectan que tu acento no es el propio de Tenerife.
La siembra de odio diaria de medios de comunicación como el periódico El Día -al que se unen radios, televisiones locales y otros impresos de Tenerife- hacen que la xenofobia y la animadversión histórica que los tinerfeños en general y los santacruceros en particular sienten contra Gran Canaria y los grancanarios -donde hasta nuestro gentilicio les duele y procuran eliminarlo- sea mayor cada día. En una actitud que, salvando las distancias, recuerda cada vez más el trato que en tiempos no tan pretéritos utilizaban los nazis para con los judíos, el radicalismo racista y xenófobo se extiende como una corrosión por toda Tenerife buscando el perjuicio y el ataque diario contra los grancanarios, subiendo cada día un grado tras otro hasta culminar, como ha sucedido con la noticia que hoy traemos aquí, con la agresión física a un prestigioso catedrático de la Universidad grancanaria que incluso pudo habele costado la vida.
Así, Maximiano Trapero, Catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), y máximo experto en tradición oral y romancero canario, fue agredido el lunes por la noche en Santa Cruz de Tenerife por dos jóvenes, que posteriormente fueron detenidos por agentes de la Policía Nacional. Según testigos presenciales, después de la realización de una de las pruebas del tribunal, Maximiano Trapero, junto con otros tres miembros del tribunal, se desplazaron a una céntrica cafetería de la Avenida de Anaga de Santa Cruz de Tenerife. En ésta, una pareja de jóvenes que estaba sentada junto a ellos empezaron a increparles.
Durante el incidente, el catedrático Maximiano Trapero trató de tranquilizar a los dos jóvenes, pero dado que éstos seguían en su actitud manifiestamente agresiva, el grupo de profesores universitarios decidió llamar al dueño de la cafetería para que pusiera un poco de orden ante la situación creada.
Después de esperar un buen rato para evitar problemas, Trapero y el grupo de profesores, a la salida del establecimiento, se dirigieron a sus hoteles por la calle de Méndez Núñez, y a la altura del parque de García Sanabria, la pareja de jóvenes, que los esperaban, los zarandearon, insultaron y agredieron, con el resultado de una fractura junto al globo ocular de Maximiano Trapero, por lo que debió ser ingresado en un centro hospitalario. La grave lesión sufrida hará que deba ser sometido a una operación quirúrgica por los daños en la zona orbital, regresando lo más rápidamente a Gran Canaria para ser operado en la Isla y ser acogido por familiares y amigos que lo esperaban lógicamente más que angustiados.
Además del catedrático de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Maximiano Trapero, fueron agredidos también otros dos profesores pertenecientes al mismo tribunal -venidos de la Península para esta oposición, al ser elegidos por sorteo-, mientras que la mujer, también profesora y miembro del tribunal, no resultó agredida.
Ante dicho suceso se hace necesario aconsejar a los grancanarios que no visiten Tenerife y, en particular su capital Santa Cruz, salvo que les sea imprescindible, escondiendo en cualquier caso su procedencia ante el temor de ser vejados o agredidos como cada vez sucede con mayor frecuencia.
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