Blogia
La Voz de Gran Canaria

El alcalde de Santa Cruz de Tenerife fomenta la xenofobia contra los grancanarios

El alcalde de Santa Cruz de Tenerife fomenta la xenofobia contra los grancanarios En carta abierta publicada el pasado 7 de agosto en el periódico radical santacrucero El Día, el alcalde de Santa Cruz de Tenerife, Miguel Zerolo Aguilar, líder de Coalición Canaria-ATI, expresó su xenofobia contra los grancanarios. En dicha carta, que reproducimos íntegramente, el representante máximo de la capital tinerfeña, llamaba la atención sobre el supuesto origen de tres personas que formaban parte de una manifestación contra proyectos especulativos para urbanizar el barrio santacrucero de Valleseco. Según el alcalde, los según él desestibilizadores "eran qué casualidad, los tres nacidos en Las Palmas de Gran Canaria".
Eco también de esta opinión -que no noticia- lo fue también la editorial del mismo periódico, conocido por fomentar el odio contra todo lo que sea grancanario, publicada en el mismo día.

Sin embargo y según hemos comprobado las tres personas a las que hacía referencia eran, respectivamente, de Lanzarote, de La Laguna y de La Palma. Los dos primeros eran, por cierto, César Rodríguez Placeres, presidente del Centro de la Cultura Popular Canaria, y Chano Álvarez, que en compañía de otras personas trataban de fotografiar el momento en que unos operarios municipales de limpieza arrancaban los carteles de convocatoria de la manifestación, vulnerando así el principio de libertad de expresión y de convocatoria de manifestación pública. En cualquier caso, si los manifestantes hubieran sido de Gran Canaria, hubiesen estado en su perfecto derecho, como lo estaban estas mismas personas procedentes de otras islas que estaban expresándose.

..................................................................................................
Cartas a Santa Cruz

MIGUEL ZEROLO AGUILAR *

El Día (Santa Cruz de Tenerife), 7-8-2005

Sobre Valleseco y los movimientos asamblearios

Hechos: El personal de limpieza pública de Santa Cruz se encuentra pegados en un lugar donde está expresamente prohibido unos carteles relativos a una manifestación protagonizada por movimientos asamblearios sobre el futuro del litoral de Valleseco. Cuando está procediendo a limpiar la zona, es increpado por un grupo de individuos. El personal de limpieza, que se siente amenazado, llega a llamar a la Policía Local que envía unos agentes a la zona. Varios manifestantes comienzan entonces a insultar de forma agresiva a los agentes que toman los datos de tres de ellos (por cierto, qué casualidad, los tres nacidos en Las Palmas de Gran Canaria).

Este es el resumen de un incidente que no tendría mayor relevancia si no fuera porque es una muestra –otra más– de quienes parecen haberse apropiado de todas las verdades y todos los derechos, por encima de las leyes, de los demás ciudadanos y de las instituciones. Esa prevalencia de sus derechos frente a los demás les hace creer que pueden pegar carteles donde los demás no pueden, que pueden impunemente criticar sin ser criticados, amenazar sin ser denunciados, acusar sin probar y, en general, actuar con técnicas de matón y lenguaje tabernario.

Hoy se habla en España de la desintegración territorial porque algunas autonomías están intentando, a través de la reforma de la Constitución, elevar sus techos de autogobierno. Pues bien, algo parecido está ocurriendo en nuestra ciudad. Los barrios no son "estados independientes" sino que forman parte de un "todo" que es la ciudad. Algunos vecinos de Valleseco no son los únicos que deben decidir sobre la definición del litoral que está frente a su barrio, es todo Valleseco y todo el municipio. Y "todo" el municipio y todo Valleseco está representado en el Ayuntamiento, que es el único órgano que representa a "todos" los ciudadanos.

Admitir que algunos vecinos de un barrio son los que tienen el derecho de hacer en su propio barrio lo que quieren en la práctica supone establecer una "soberanía" fragmentada de la ciudad, la emancipación de cada núcleo de población de la organización administrativa y política en la que funcionamos.

¿Y qué pasaría si los vecinos de un bloque de casas de un barrio quiere otra cosa de lo que quiere el resto del barrio? ¿Tendrían derecho también a la soberanía de las decisiones en las cosas que les afectan directamente? ¿Y si es un vecino en particular? Al final llegaríamos al surrealismo, a la ruptura de la convivencia y de la organización social.
Quienes tengan la curiosidad de leer las tesis que sustentan algunos protagonistas ideológicos del movimiento asambleario de Tenerife verán que esa es precisamente la finalidad de estos movimientos: la destrucción de la democracia burguesa, "corrupta", manejada por infames poderes que se mueven en las sombras (en las sombras de las urnas) y que manejan a los políticos como títeres en favor de sus intereses empresariales. De tal forma que, por tanto, para restituir la dignidad de los ciudadanos hay que proceder a la demolición de las instituciones democráticas por la vía de la acción (sublevación) popular para generar un movimiento revolucionario. Lo que nos llevaría de cabeza a sociedades tan "justas" y "progresistas" como fueran la antigua Unión Soviética o la actual Cuba, paradigma del éxito de los movimientos revolucionarios y de la auténtica democracia popular donde unos pocos gobiernan desde el aparato de un estado en nombre de una "revolución" que no les somete ni a las urnas ni al control parlamentario.

No sé si este movimiento decidirá al final someterse al dictamen de las urnas de esta "democracia corrupta". Nada me haría más feliz para que pongamos todos las cartas del respaldo popular boca arriba. Pero de lo que sí estoy seguro es de que la voluntad de unos pocos no se va a imponer sobre la voluntad expresada de la mayoría; expresada de la única manera que en la actualidad es posible reconocer la soberanía popular. El activismo de estos nuevos movimientos asamblearios es absolutamente respetable en el sentido de que cualquier colectivo tiene derecho, en esta "democracia corrupta", a la convocatoria de manifestaciones donde se expresen sus ideas y opiniones. Pero esa expresión no conlleva, como parecen querer algunos, el derecho a que esas opiniones e ideas se tengan que acatar como una imposición por los representantes de los ciudadanos.

Para la definición de lo que hay que hacer en el litoral de Valleseco hay cuatro administraciones que se han puesto de acuerdo en la convocatoria de un concurso de ideas: Ayuntamiento de Santa Cruz, Autoridad Portuaria, Cabildo y Ministerio de Fomento. En ese concurso, en cuyo jurado estarán presentes vecinos de Valleseco, se presentarán propuestas para determinar cuál es el mejor proyecto y la mejor solución para este rincón de Santa Cruz que es tanto de los vecinos de Valleseco como del resto de los vecinos del Municipio, porque es Santa Cruz y parte de Santa Cruz. Los movimientos asamblearios no quieren concurso, quieren que se haga "su" solución porque para ellos, naturalmente, es la mejor. Por supuesto que ni les importa ni les interesa conocer las ideas que finalmente se aporten al concurso. Les da igual. No tienen necesidad de esperar a conocer los proyectos de otros profesionales por la sencilla razón de que "su" verdad es la mejor, "su" propuesta es la mejor y "su" verdad es la única que importa. Es decir, fascismo en estado puro.

* Alcalde de Santa Cruz y diputado por Tenerife al Parlamento de Canarias

0 comentarios